Por: Geovany Guerrero
Bob Dylan, el ganador del Nobel de literatura también le dedicó letras al boxeo
El cantante escribió dos canciones de protestas donde habló de la muerte de Davey Moore y de la injusta
El cantante y compositor Bob Dylan ganó el premio Nobel de literatura, es un apasionado del boxeo y de la igualdad, en 1963 y en 1976 lo demostró al escribir dos canciones polémicas que juntan al deporte y la justicia.
El estadounidense hizo una severa crítica al pugilismo y a la gente que lo rodea después de la muerte de Davey Moore, quien falleció después del combate contra el mexicano-cubano Ultiminio ‘Sugar’ Ramos.
La batalla se dio el 21 de marzo de 1963 en el estadio de los Dodgers en Los Ángeles, California, Moore defendía el título mundial pluma ante un difícil, pero sobre todo poderoso retador, quien en sus inicios del boxeo ya había provocado la muerte de otro púgil: José ‘Tigre’ Blanco en la Habana.
El campeón empezó con dominio los primeros episodios, después, Ramos se asentó mejor en el ring y empezó a conectar martillazos sólidos, los cuales poco a poco apagaron la luz de vida de Moore, el monarca aguantó de pie, como un valiente y cumplió con su profecía.
“Ultiminio viene a Los Ángeles para llevarse el cinturón a México, pero para hacerlo tendrá que matarme”, las palabras del estadounidense se volvieron destino y dejó el cinturón y su existencia en el cuadrilátero del Chávez Ravine.
Dylan observó la pelea con ojo clínico, como un sabio del boxeo, como muchos en el estadio y en todos lados, opinó que si la contienda se hubiera detenido en el sexto o séptimo rollo la muerte hubiera pasado de largo con su guadaña y se hubiera olvidado de Moore.
El cantante externó sus sentimientos en una canción, en una melodía que resultó dura, con una crítica fuerte al réferi, a los promotores, a los aficionados y a Ultiminio Ramos. Muchos años después, ‘Sugar’ describió la pelea como “preciosa”.
“Fue un peleón. He visto muchos combates, pero ninguno como esos dos que yo tuve. Tan buena fibra: la del 'Canelo' Urbina y la de Davey Moore. Esas fueron tan bonitas, tan chulas, con nada de salvajismo. No, de esas de saber lo que se está haciendo arriba de un ring.
“Hasta la fecha no he visto otra como la que tuve con Davey Moore en Los Ángeles, tan decente y preciosa que cada round que empezaba nos saludábamos con un respeto, como caballeros, algo que ahora en este medio no tenemos. Hoy sólo hay puro bailarín, que no sabe lo que es boxeo”, comentó el periódico La Jornada.
Aquí la letra de la canción que Dyaln le dedicó a Moore, Ramos y el boxeo en general.
¿Quién mató a Davey Moore?
¿Cuál fue la razón?
“Yo no, dice el árbitro,
no me señales con el dedo.
Pude haber parado la pelea en el octavo asalto
y quizás haberle evitado su destino,
pero la multitud me hubiera abucheado,
estoy seguro
diciendo que les habían estafado.
Es una lástima que haya muerto,
pero sabes que yo también
estaba muy presionado.
no fui yo quien lo arrojó al suelo.
No puedes culparme de nada”.
¿Quién mató a Davey Moore?
¿Cuál fue la razón?
“Nosotros no, -dice la furiosa multitud
cuyos gritos llenaron el recinto-.
Es muy triste que muriera aquella noche,
pero nosotros solo queríamos
ver una buena pelea.
No queríamos que muriera,
solo queríamos ver un poco de sudor,
no hay nada malo en eso.
No fuimos nosotros los que le derribamos.
No puedes culparnos de nada”.
¿Quién mató a Davey Moore?
¿Cuál fue la razón?
Yo no, dice su mánager
dando chupadas a su gran puro.
Nadie puede saber con certeza,
siempre pensé que estaba bien.
Es una pena para su mujer y sus hijos
que haya muerto,
pero si estaba enfermo debió decirlo,
no fui yo quien lo hizo caer.
No se me puede culpar de nada.”
¿Quién mató a Davey Moore?
¿Cuál fue la razón?
“Yo no, dice el apostador
con el boleto todavía en sus manos.
No fui yo quién le golpeo,
mis manos no le tocaron.
No hice nada malo,
de todos modos aposté a él mi dinero.
No fui yo quien le tiró,
No puedes culparme de nada.”
¿Quién mató a Davey Moore?
¿Cuál fue la razón?
“Yo no”, dice el cronista de boxeo,
que golpeando las teclas de su vieja máquina,
dice, “el boxeo no tiene la culpa,
hay igual peligro en un partido de fútbol.”
Añadiendo, “las peleas a puñetazos seguirán,
es la vieja costumbre americana.
No fui yo quien lo sacudió,
no puedes culparme de nada.”
¿Quién mató a Davey Moore?
¿Cuál fue la razón?
“Yo no, dice el hombre cuyos puños
le dejaron tendido en una nube de tinieblas,
él vino de Cuba
donde el boxeo ya no está permitido.
“Le golpeé, sí es cierto,
pero para eso me pagaron.
No digas asesinato, no digas crimen,
fue el destino, la voluntad de Dios.”
¿Quién mató a Davey Moore?
¿Cuál fue la razón?
El boxeo volvió a su lírica unida al boxeo, pero más como una crítica hacia el racismo. El pugilista Rubin’ Hurricane’ Carter, contendiente en peso medio, pero su carrera fue truncada abruptamente en 1966 al ser acusado de tripe homicidio y ser sentenciado a cuatro cadenas perpetuas.
A las manos de Dylan llegó la autobiografía que el propio Carter escribió en la cárcel “The Sixteen Round”, donde sostenía que era inocente y que estaba en prisión por tintes racistas. A Bob le interesó el caso del boxeador y lo fue a visitar a la penitenciaría de Rahway State en New Jersey. Desde ese momento el cantante se convirtió en uno de los férreos defensores de Carter.
Dylan escribió la canción ‘Hurricane’ la cual apareció en el disco Desire de 1976, la melodía inmediatamente se colocó como una de las favoritas del público y llegó al lugar 31 de las listas de Billboard.
El músico hizo dos conciertos a beneficio de Rubin, recaudó los fondos necesarios y lograron que se abriera un nuevo proceso, desafortunadamente el pugilistas fue encontrado culpable otra vez, sólo su sentencia se redujo de cuatro a dos cadenas perpetuas.
En 1985 Carter recibió libertad condicional y en 1988 los cargos fueron retirados. El ‘Huracán’ estuvo alejado del boxeo y se dedicó a pelear por los derechos civiles, falleció en 2014 a causa del cáncer de próstata.
Aquí la letra de la canción que Dylan le escribió a Rubin Carter.
Disparos de pistola resuenan en la noche en el bar
Llega Patty Valentine desde el piso de arriba
Ve al encargado en un charco de sangre
Grita: “¡Dios mío, los han matado a todos!”
Aquí viene la historia del Huracán.
El hombre al que las autoridades culparon
De algo que nunca hizo
Lo pusieron en una celda de prisión, pero él pudo haber sido
el campeón del mundo.
Tres cuerpos allí tirados Patty ve
a otro hombre llamado Bello, andando por allí misteriosamente
“yo no lo hice”, dice él y levanta las manos
“estaba solamente robando la caja, espero que me comprendan
los vi irse” dice, y se detiene
“uno de nosotros mejor llama a la poli" y ellos entran en escena
con sus luces rojas centelleando
en la caliente noche de New Jersey.
Mientras tanto, muy lejos, en otra parte de la ciudad
Rubin Carter y un par de amigos van conduciendo por allí
El contendiente número uno para la corona de los pesos medios
No tenía ni idea de la clase de mierda que le iba a caer
Cuando un poli lo empujó a un lado del camino
Como la vez anterior y la vez anterior a esa
En Paterson así es como son las cosas
Si eres negro es mejor que no salgas a la calle
A menos que quieras caldear el ambiente.
A menos que quieras caldear el ambiente.
Alfred Bello tenía un socio y éste tenía un soplo para la pasma
Él y Arthur Dexter Bradley habían salido para merodear
Dijo: “Vi a dos hombres huyendo, parecían pesos medios
Saltaron a un auto blanco con matrícula de otro estado”
Y la Srta. Patty Valentine simplemente asintió con la cabeza
El poli dijo: “Esperen un momento muchachos, este todavía no está muerto”
Así que lo llevaron al hospital
Y aunque este hombre apenas podía ver
Le dijeron que él podía identificar a los culpables.
Cuatro de la mañana y traen arrastrando a Rubin
Lo traen al hospital y lo llevan escaleras arriba
El hombre herido lo mira a través de su ojo moribundo
Dice: “¿Para qué lo traen?, este no es el tipo”
Sí, esta es la historia de Huracán
El hombre al que las autoridades culparon
De algo que nunca hizo
Lo pusieron en una celda de prisión, pero él pudo haber sido
el campeón del mundo.
Cuatro meses después, los ghettos están ardiendo
Rubin está en Sudamérica, peleando por su nombre
Mientras Arthur Dexter Bradley todavía está en el negocio del robo
Y la pasma le está apretando, buscan a alguien a quién culpar
“¿Recuerdas aquél asesinato en el bar?”
“¿Recuerdas que dijiste haber visto el coche en la huida?”
“¿Piensas que te gustaría jugar a la pelota con la ley?”
“¿Crees que pudo haber sido aquél boxeador el que viste huir aquella noche?”
“No olvides que eres blanco”
Arthur Dexter Bradley dijo: “Realmente no estoy seguro”
“Los polis dijeron: “A un pobre chico como tú le vendría muy bien una oportunidad”
Te tenemos por el trabajo del Motel y estamos hablando con tu amigo Bello
No querrás volver a la cárcel, así que sé buen chico
Le harás un favor a la sociedad
El hijo de puta es bravo y se pone más bravo
Queremos moverle el culo
Queremos clavarle este triple asesinato a él
Él no es “Gentleman Jim”.
Rubin podía noquear a un hombre con un solo golpe
Pero a él no le gustó hablar mucho de eso
“Es mi trabajo”, decía, “y lo hago por dinero
Y en cuanto termino en seguida me pongo en marcha
A un paraíso donde fluye la corriente y las truchas y el aire es delicioso
Y doy un paseo a caballo por el campo”
Pero entonces lo llevaron a la cárcel
Donde intentan trasformar un hombre en un ratón.
Todas las cartas de Rubin estaban marcadas de antemano
El juicio fue un circo de cerdos, él nunca tuvo una oportunidad
El juez hizo aparecer a los testigos de Rubin como borrachines de los bajos fondos
Para la gente blanca que miraba él era un vago revolucionario
Y para la gente de color él era solamente un negro loco
Nadie dudó de que él había apretado el gatillo
Y aunque no pudieron presentar el arma
El D. A. (Fiscal del distrito) dijo que él era el autor del hecho
Y el jurado de blancos estuvo de acuerdo.
Rubin Carter fue falsamente enjuiciado
El crimen fue asesinato en primer grado, ¿adivinan quién testificó?
Bello y Bradley y los dos mintieron descaradamente
Y los periódicos, siguieron todos la corriente
¿Cómo puede la vida de un hombre como ese estar en la palma de la
mano de algún truhan?
Verlo tan obviamente entrampado
No puedo evitar avergonzarme de vivir en un país
Donde la justicia es un juego.
Ahora todos los criminales con sus trajes y corbatas
Están libres para beber martinis y mirar el amanecer
Mientras Rubin se sienta como Buda en una celda de diez pies
Un hombre inocente en un infierno viviente
Esa es la historia del Huracán
Pero no terminará hasta que limpien su nombre
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido
Lo pusieron en la celda de una prisión, pero una vez pudo haber sido
El campeón del mundo.