Jackie Nava venció a Mayra Gómez

BAJA CALIFORNIA - Jackie Nava  mostró boxeo y poder para imponerse en cinco rounds a Mayra Gómez y retener sus títulos AMB y CMB en Rosarito. Luis Nery noqueó a Jether Oliva

La ¿Princesa Azteca’ terminó por apabullar en el sexto asalto a la argentina Mayra Alejandra “Guapa” Gómez, cuando coincidieron la intervención del réferi Rocky Burke para detener las acciones, con la decisión de la esquina de aventar la toalla a los 1:22 minutos, para que la mexicana defendiera con éxito y lucimiento, sus campeonatos mundiales Supergallo CMB y AMB.

Nava (32-4-3, 14 ko’s) lució poderosa, segura, motivada y decidida. Gómez (16-4-0, 4 ko’s) fue valiente y quiso ser agresiva, pero en su intento por atacar, se entregó a su más experimentada y fuerte rival.

La “Guapa” Gómez tuvo buenos momentos en el primer round, cuando le llegó al rostro a Jackie con ganchos y rectos de derecha. En el segundo round, Nava encontró ritmo y distancia y tomó la iniciativa, conectando primero sus envíos y rematándolos y en el tercer asalto, la tijuanense marcó la pauta, pero la argentina era peligrosa al contragolpe.

En el cuarto asalto, Jackie Nava hizo suyo el ring y persiguió a su retadora por las cuatro esquinas, conectándola con poder y repitiéndole a discreción, pero el mejor round de la contienda para Jackie fue el quinto, cuando al cambiar el ritmo, llegó a arrinconar contra las cuerdas a Gómez para conectarle hasta ocho golpes sin respuesta, la mayoría de poder.

La “Guapa” Gómez ya buscaba equilibrar la pelea más con corazón que con estrategia o táctica, buscaba dar ese golpe que fuera definitivo y que pusiera a Nava en la lona, pero la motivada campeona mundial estaba en su noche y tuvo la picardía y la experiencia no sólo para evitar la reacción de su lastimada adversaria, sino para rematarla.

En el sexto round se le fue encima pero sin desbordarla, la arrinconó, la fintó y cuando la puso contra una esquina neutral, le asestó tres golpes de poder y otros dos para bajarle la guardia, lo que hizo que tanto el réferi como su entrenador, como si se hubieran puesto de acuerdo, decidieran dar por terminada la contienda, uno arriba del ring con sus manos al aire, y el otro desde abajo, arrojando la toalla blanca.