¿Llegó el momento del retiro para Julio César Chávez Carrasco?
'El hijo de la leyenda' fue exhibido ante Saúl Álvarez y antes del combate su padre consideró este escenario
La exhibición que dio Julio César Chávez Carrasco fue pobre. No hay otro calificativo. Pese a tener mayor estatura y alcance, no le tomó el ritmo a Saúl Álvarez nunca, ni siquiera desde los primeros intercambios de golpes.
La expectativa fue demasiado alta para un combate disparejo entre dos púgiles con trayectorias proporcionalmente desiguales. Si el combate llegó hasta la decisión de los jueces fue porque el "Canelo" lo decidió así, el tapatío pudo acabar con Chávez desde la mitad de los rounds pactados.
Ni siquiera es necesario un análisis de experto para entender que Chávez Carrasco arrastró el apellido del más grande boxeador que ha dado México, su padre, a quien se le vio inquieto en primera fila durante los 12 asaltos, consiente de que su hijo no era rival.
Julio César Chávez González, el "César", ha dicho en muchas ocasiones que no le gustaba ver pelear a sus hijos, una paradoja a la superficie, pero que sólo aquellos que han sudado, sufrido y caído en el ring pueden entender al 100 por ciento. ¿Habrá pensado en sus caídas contra Randall, De la Hoya y su retiro?
Porque si bien él peleó hasta los 43 años de edad, parece que el momento de abandonar el ring le llegó a su hijo con apenas 31.
La misma leyenda lo dijo antes del combate.
Chávez Carrasco se encomendó a la experiencia de una institución en el boxeo, Nacho Beristáin, cuyo método de disciplina y entrenamiento físico arduo no pudo contrarrestar las deficiencias técnicas del "Jr.". No había manera. Álvarez ni siquiera tuvo que emplearse a fondo.
Si este era el momento para relanzar su carrera y volver de un retiro que para algunos parecía prematuro, la apuesta fue la equivocada. Chávez no pudo siquiera dar batalla contra un boxeador más pequeño.
La pelea sólo fue una comparsa para lo que se vendrá en septiembre, una "presentación premium" para que Álvarez continúe su trayectoria ante un rival de mayor respeto.
Julio César Chávez Carrasco sólo sirvió de trampolín.