Michael Bentt tuvo una niñez complicada, su padre amaba el boxeo y le exigía entrenamientos todos los días y todo el tiempo, esperaba que él se convirtiera en el próximo Muhammad Ali.
Michael Bent, el boxeador que odiaba boxear y fue campeón mundial
Michael Bentt fue campeón de los pesos pesados de la Organización Mundial de Boxeo pero odiaba al deporte.
Durante varios años Michael Bentt boxeó sin ganas, pero sobre todo boxeó con miedo deseaba que alguna catástrofe sucediera con tal de que no sonara la campana que daba por iniciado algún combate, pese a ello y con una dura infancia llegó a ser profesional.
Bentt odiaba la violencia, temía al deporte, pero su padre exigía que debía pelear, así que no tuvo otra opción; como amateur incluso fue campeón en cinco ocasiones y llegó a ser profesional.
Siendo joven se sentía humillado por su padre que lo controlaba y lo dominaba mentalmente y se sentía sin el valor de combatir a sus rivales, pese a ello subía al ring y en algunas ocasiones triunfaba. En su primera pelea profesional fue despachado en el primer round; pasó por una gran depresión y cayó en el alcohol.
Lo único que sabía hacer era boxear, así que pese a la depresión no tuvo otra opción que pelear y ganó los siguientes diez combates, eso le dio la oportunidad de pelear por el Campeonato Mundial de la Organización Mundial de Boxeo para enfrentarse al llamado ‘Tyson Blanco’, cuyo nombre real era Tommy Morrison.
El 29 de octubre de 1993 se enfrentó en contra de Tommy Morrison con muy pocas posibilidades de ganar, pero sabía que debía salir con la victoria ya que era el camino para matar el hambre. Contra todo pronóstico resultó triunfante y así consiguió el campeonato mundial y noqueó a su rival en el primer round.
Pese a conseguir el campeonato mundial, Bentt no se sentía cómodo, había conseguido el ansiado título que su padre le pidió durante años, pero eso no lo hacía sentir mejor. Se sentía presionado y sin ganas de soltar golpes, en su primera defensa perdió el campeonato; la situación estaba tan mal que había sido noqueado incluso desde su sparring.
Los golpes lo llevaron al hospital y lo que verdaderamente lo hizo desear vivir fueron las palabras de su padre para el médico “ya déjalo morir, lleva 36 horas en coma”.
El sentimiento de Bentt lo hizo volver y decidió cambiar por completo su vida para hacer lo que verdaderamente amaba. Tras superar una hemorragia cerebral, Bentt se refugió en la literatura, comenzó a escribir en algunos medios sobre boxeo y terminó instruyendo a varios actores de Hollywood sobre representaciones de la ‘ciencia dulce’, incluso a