Con futbolistas que se hallan más cómodos (y mejor pagados) jugando en la liga local, con la presión de ser la selección más ganadora de su confederación, pero con la deuda de lograr trascender en los mundiales, Javier Aguirre continúa su andar como seleccionador nacional, no de México…
Despertar al Gigante de la CAF: el reto de Javier Aguirre en Egipto
Se trata de una selección que fracasó en Rusia 2018, con presiones y problemas similares a los que afligen al Tri en la Concacaf.
Y es que la escuadra de “Los Faraones” es para la Confederación Africana lo que el Tri es a la Concacaf: con siete títulos en la Copa de Naciones (tres de ellos consecutivos entre 2006 y 2010), la selección de fútbol del país más grande del mundo árabe lidia con una presión a veces desmesurada.
Encima, Javier “El Vasco” Aguirre debe familiarizarse cuanto antes con la Liga Premier egipcia, pues los “europeos” de este país (con excepción de Mohamed Salah y Mohamed Elneny) no figuran en los grandes clubes de Europa e incluso no son titulares indiscutibles. ¿Suena familiar?
Por ejemplo, para el duelo ante Túnez, Aguirre convocó a 16 jugadores del medio local por 11 que militan en el extranjero. Es sabido que el futbolista egipcio del pasado reciente más exquisito técnicamente hablando, Mohamed Aboutrika, pasó gran parte de su carrera en el Al-Ahly de El Cairo.
Sumado a que la liga doméstica es la más importante de África, los futbolistas egipcios a menudo son tentados por los jugosos salarios ofrecidos por clubes de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, países de cultura similar donde adaptarse no es tan difícil. Son los casos de Hussein El Shahat del Al-Ain FC de Abu Dhabi y de Mohamed Awad del Al-Wehda árabe.
Peor aún: varios jugadores egipcios que han trascendido en Europa lo han hecho gracias a que, siendo jóvenes, se criaron o se formaron en Europa. El mítico goleador del Borussia Dortmund, Mohamed Zidan, se hizo en el fútbol de Dinamarca y nunca logró adaptarse a la selección egipcia. Pese a nacer en Italia, Stephan El Shaarawy, figura de la Roma, fue increíblemente rechazado para Egipto por el entonces seleccionador Hassan Shehata.
De este modo, la situación de Egipto es compleja. Gracias a su fuerte liga doméstica, logró conjuntar una base de futbolistas que se conocían entre sí y que dominaron las competencias de la CAF. Sin embargo, el duro sistema eliminatorio para el mundial, donde solamente clasifica el primer lugar de un grupo de cuatro, causó una ausencia de casi 30 años.
Javier Aguirre tomó una papa caliente que quema tanto como la papa siempre caliente del Tri. En esta dura misión, su responsabilidad consiste en conocer a fondo el medio local y sacar el provecho máximo de Mohamed Salah, quien afortunadamente nunca rechaza convocatorias para su selección.