Por Luis Óscar Rosas | @luigitotti
Dallas vs. Green Bay: la venganza de los Cowboys
Los Vaqueros aún recuerdan el juego divisional de hace dos años de la "no recepción" de Dez Bryant que les costó una dura derrota en Lambeau Field.
Cowboys y Packers sostienen una rivalidad de antaño que continuamente revive el sentimiento de revancha. Este domingo no será distinto. Dallas y sus más fervientes aficionados aún lamentan la derrota del 11 de enero de 2015 cuando cayeron 26-21 en Lambeau Field en la misma Ronda Divisional en que enfrentarán a Green Bay este fin de semana.
Aquella tarde, la Cowboys Nation sintió que le arrebataban un triunfo legítimo, una nueva victoria legendaria, como tantas que alguna vez lograron Roger Staubach, Troy Aikman y el propio Jason Garrett - actual entrenador del equipo - que tuvo el mejor partido de su vida precisamente en un juego ante los Empacadores en Día de Acción de Gracias.
Una de tantas polémicas reglas de la NFL privó a Dez Bryant de un touchdown de antología y dejó a Dallas con las manos vacías. Era 4ª y 2 en la 32 de Green Bay, los Cowboys perdían por cinco puntos con 4:44 por jugarse y mandaron formación escopeta. Tony Romo lanzó una espiral hasta la yarda 5 donde Bryant se elevó, superó a Sam Shields, y bajó el balón cayendo en la 1 y girando a la zona de anotación.
Se concedió 1ª y gol en la yarda 1 pero, tras revisar la jugada, los oficiales cambiaron la decisión y marcaron pase incompleto alegando que el #88 “no completó el proceso de la recepción”. Así, en un instante, todo se iba al traste. Una temporada brillante de 13 victorias terminaba en anécdota. El mejor año en la carrera de Romo se esfumaba en un santiamén.
Es cierto. Aaron Rodgers era (y es) capaz de remontar aquel tentativo 29-26 - si Dallas anotaba y hacia la conversión de dos puntos - que nunca fue. Con más de cuatro minutos en el reloj y un tiempo fuera, todo era posible. Igual que Romo podría haber comandado una última serie ofensiva ganadora con la pausa de los dos minutos por delante y dos time outs. Pero como dicen, el ”hubiera” no existe.
El descalabro dejó en los aficionados de Dallas un amargo sabor de boca que tardó varios días en disiparse. Siempre recordarán ese juego, pues es lo más cerca que han estado de volver a un Super Bowl en 21 años.
Sobre todo, porque esos Cowboys del 2014 tenían los arrestos para derrotar otra vez a los Seahawks de Pete Carroll - Dallas ganó 30-23 en Seattle en la Semana 6 - equipo que terminó perdiendo dramáticamente el Super Bowl XLIX ante los Patriots con la heroica intercepción de Malcolm Butler en la línea de gol con 23 segundos en el reloj.
Sin embargo, la realidad fue que Green Bay avanzó a la final de la Nacional, que eventualmente perdería de manera increíble por una patada corta no fildeada, mientras los Vaqueros vieron diluirse una oportunidad más de volver al juego por el campeonato de la conferencia, el cuál no viven desde la campaña 1995.
Con 34 enfrentamientos en su haber, la rivalidad entre Cowboys y Packers es una de las más apasionantes de la NFC y actualmente está empatada 17-17 en triunfos por bando.
Green Bay dominó los primeros choques acumulando seis victorias consecutivas en la década de los 60. Los siguientes 20 años los resultados fueron más equilibrados, y en los noventa Dallas se desquitó ganando nueve de los diez partidos que se dieron. A partir del 2000, los Empacadores equilibraron las cosas al grado de volver a dominar a los Vaqueros en los años más recientes.
Antes del choque de esta campaña, el 16 de octubre pasado, cuando los sorprendentes Cowboys derrotaron 30-16 a unos irreconocibles Packers con un Rodgers errático en pleno Campo Lambeau, Green Bay acumulaba cinco victorias consecutivas sobre los tejanos.
El mítico quarterback #12 apareció para cobrar factura y tomar revancha de la paternidad de los Vaqueros de Aikman, Emmitt e Irvin que casi siempre destrozaron al equipo de Brett Favre.
Remarcar que la única vez que han jugado en el AT&T Stadium, casa del equipo de la Estrella Solitaria desde 2009, Green Bay venció 37-36 a los Vaqueros en la temporada regular de 2013 aunque el quarterback fue Matt Flynn - por una fractura de clavícula de Rodgers - pero, antes de eso, habían pasado casi 24 años sin caer ante los Packers en Dallas.
Ahora que el conjunto de la Bahía Verde tomó control de este frente a frente, quizás es momento de que Dallas revierta la situación una vez más en esa vibrante rivalidad.
Sus dos fantásticos novatos, Dak Prescott y Ezekiel Elliott, lideraron la contundente victoria de la Semana 6 sin que les temblaran las piernas pese a visitar uno de los estadios más difíciles de la NFL, sitio donde nunca antes ganaron ni Staubach, ni Aikman, ni Romo. Jugando en casa y con esa línea ofensiva por delante, los Vaqueros tienen las herramientas para ganar y seguir vivos rumbo al Super Bowl.
No hay duda, veremos un gran juego en la Ronda Divisional con el mejor quarterback de la liga encendido, contra un joven brillante de 23 años que se desenvuelve como veterano y busca seguir cosechando records para un mariscal de campo novato.
El domingo por la noche conoceremos al vencedor y sabremos si los Cowboys hicieron valer la localía y potencial, pero ante todo, si lograron cobrar revancha del descalabro hace dos años.