Si alguna ciudad quiere organizar un Super Bowl, lo primero que tienen que hacer las autoridades locales es leer un documento de 153 páginas y decidir si están dispuestos a cumplir todas las exigencias de la NFL… que no son poca cosa.
¿Organizar un Super Bowl es una buena inversión?
La NFL impone obligaciones muy costosas a la sede del Super Bowl y difícilmente resulta ser un evento rentable para ellas.
La Liga más rica del mundo pide suites de lujo, garantizar toda la taquilla para ellos, guardaespaldas para todos sus dueños, cartas de garantías para no cobrar servicios a la NFL, entre algunas más.
En los últimos cinco años, universidades y centros de estudios económicos -principalmente- se han dedicado a investigar si es positivo y rentable recibir un megaevento como el Super Bowl. La respuesta general es que el partido no tiene todo el impacto que dicen tener las autoridades locales y la propia NFL e incluso en algunos sitios hay más pérdidas que ingresos.
En primer lugar, la Liga solicita a los organizadores tener un paraíso para recibirlos. Habitaciones de suite presidencial, guardaespaldas para los directivos y dueños, al menos unos 35 mil lugares de estacionamiento, sin que eso le cueste a la NFL, y los ingresos del 100 por ciento de la taquilla del partido.
“Cada año salen los mismos estudios y todos los años se equivocan. Cuando la NFL y su comité anfitrión estiman el impacto económico del evento, tienden a olvidar cómo funciona la ciudad antes del evento y eso tiene una consecuencia muy grande”, dice el especialista en negocios deportivos Andrew Zimbalist, del Smith College.
Por ejemplo para el Super Bowl de 2016 (la edición 50), que se desarrolló en Santa Clara, California, Mother Jones documentó que a los departamentos de policía, bomberos y manejos de emergencias de San Francisco les obligaron a firmar “cartas de garantía para no solicitar un reembolso de la NFL por brindar más servicios para el Super Bowl”.
¿De dónde sale todo ese dinero para hospedar el Super Bowl?, una buena parte de los contribuyentes para la construcción de nuevos estadios. Por ejemplo, el Mercedes Benz (donde se realizará el partido este año) lo financiaron con 700 millones de dólares de dinero público y el evento producirá menos de 200 millones, de acuerdo con proyecciones de las mismas autoridades de Atlanta.
El inmueble de Atlanta costó mil 400 millones de dólares, para ser el más caro de EEUU al día de hoy. Las autoridades locales defienden la inversión (50 por ciento pública y 50 por ciento privada) como la posibilidad de atraer eventos importantes para generar ganancias y recuperar el costo de la construcción.
“Si bien la construcción de nuevos estadios taquilleros puede costar cientos de millones de dólares de los contribuyentes, la mayoría de las ciudades todavía parecen creer que el costo de albergar un Super Bowl vale la pena por los beneficios económicos”, dice el periodista de The Motley Fool, Jeremy Bowman.
Pero no siempre las cuentas son positivas. El diario Minnesota Star Tribune relató hace unos meses que los contribuyentes -por el Super Bowl y el nuevo estadio en la ciudad- pagaron 498 millones de dólares y solo recibieron beneficios por 342 millones. Algunos académicos sostienen que el impacto económico real a nivel local es mucho menor a las cifras que dan a conocer (entre 200 mdd y hasta 700 mdd), y los ingresos no superan los 50 millones de dólares en algunas ciudades, considerando ya los costos de operación, seguridad y montaje, entre otros.
Las inversiones empiezan con estadios, en los últimos 13 años se han construido siete y en el futuro la dinámica será la misma, si tienes una casa nueva puedes aspirar a recibir el Super Bowl. Para 2022 Los Angeles organizará el evento y el costo del inmueble superará los 4 mil 600 millones de dólares, el mismo que está proyectado para ser también sede principal de los Juegos Olímpicos de 2028.
Este es el otro lado del Súper Domingo.