Atlanta, Estados Unidos.- Los Angeles Rams cuentan con un mariscal de campo de 24 años y un entrenador prodigio de 33 que tendrán enfrente, en el Super Bowl LIII el domingo, a los New England Patriots de los legendarios Tom Brady y Bill Belichick en un duelo de generaciones por el título de la NFL.
Rams vs Patriots: cuatro protagonistas del Super Bowl LIII con ganas de cambiar la historia
¿Belichick o McVay? ¿Brady o Goff? No importa quién se corone el domingo, la historia en la NFL podría ver un cambio generacional o la consagración de la dinastía.
Cuando Bill Belichick levantaba su primera Super Bowl en febrero de 2002, Sean McVay era el quarterback del equipo... de su colegio.
El primero es considerado a sus 66 años como uno de los mejores entrenadores de la historia de la NFL y del deporte americano con cinco títulos a los mandos del cuadro de Nueva Inglaterra.
Mientras el segundo ha batido todos los récords de precocidad: con 30 se convirtió por sorpresa en el entrenador en jefe de los Rams; con 31 fue elegido mejor técnico de la competición y, ahora, con 33 recién cumplidos, está ante el encuentro más importante de su fulgurante carrera.
Belichick, ataviado siempre con su tradicional sudadera con capucha y adepto a una disciplina de hierro, cree que los títulos se ganan primero desde la defensa. Por el contrario, su homólogo, con una barba estudiada de tres días, ha sorprendido a la NFL con sus genialidades en ataque.
A pesar de la diferencia de edad (27 años) y de experiencia (24 temporadas uno, dos el otro), Belichick y McVay también tienen muchas cosas en común, empezando por su obsesión por su deporte.
Sus recorridos también se parecen: ambos comprendieron deprisa durante sus periplos universitarios que no tenían el talento ni el físico para jugar profesionalmente en la NFL.
A partir de ahí, su sentido táctico y su capacidad de análisis les abrieron las puertas de los equipos de la liga. Belichick se hizo un nombre como coordinador defensivo de los New York Giants de 1979 a 1990 mientras McVay tenía solo 22 años cuando se unió a los Tampa Bay Buccaneers.
Jared Goff tenía siete años cuando Tom Brady sostuvo por primera vez el trofeo Vince Lombardi como campeón del Super Bowl.
El quarterback de los Rams, de 24, estaba predestinado a brillar desde la adolescencia como así lo demuestra el hecho de que fuera elegido en la primera posición del draft de 2016. Por su parte, Brady estuvo a punto de quedarse afuera al escuchar su nombre en la 199ª posición, en la sexta ronda, en el 2000.
Eso, sin embargo, no le impidió convertirse, para muchos, en el mejor QB de todos los tiempos con cinco victorias en el Super Bowl y una pléyade de récords y gestas, como su increíble remontada en la final de 2017 contra Atlanta después de ir perdiendo 3-28.
Goff, cuya sangre fría y aplomo asombran a compañeros y entrenadores, es un reconocido admirador del palmarés y la longevidad de su rival.
"Tengo 24 años y tres temporadas detrás de mí y ya lo siento. Jugar a su nivel durante tanto tiempo es increíble. Cada temporada decimos que es el final y, cada vez, realiza campañas extraordinarias", subraya el de los Rams.
Y aún queda tiempo para que diga adiós: a sus 41 años, Brady, marido de la supermodelo brasileña Gisele Bündchen, no piensa todavía en la retirada.