(EFE) El exguardameta del Chapecoense Jakson Follmann, uno de los seis sobrevivientes del accidente aéreo en Colombia, celebra 'la vida' después de la tragedia que le convirtió en un 'milagro de Dios' y ve en el horizonte unos Juegos Paralímpicos.
Agradecido de estar vivo, portero amputado del Chapecoense desea volverse paralímpico
'Yo no juzgo ni condeno' respondió ante la posibilidad de demandar al equipo por la contratación de la aeronave siniestrada.
'Yo siempre voy a ser un deportista. Siempre voy a ser el portero del Chapecoense. Pienso en unos Juegos Paralímpicos, aunque un poco más hacia adelante", aseguró mientras bebía yerba mate, típica del sur de Brasil.
Calmado, el futbolista de 24 años afronta un nuevo día de rehabilitación. Follmann todavía sufre una lesión en el pie izquierdo -en el que recibió un injerto- y perdió una parte de la pierna derecha, lo que le ha llevado a colocarse una prótesis que prueba desde hace tres semanas.
Su evolución 'está siendo rápida', cuenta, su cabeza 'está bien' y sus fuerzas ahora están centradas en la fisioterapia que hace cada dos semanas en un centro médico de Sao Paulo especializado en prótesis.
'Pienso en positivo, mi cuerpo está teniendo una respuesta buena', aseguró. Hace tres días comenzó a caminar un poco sin la ayuda de muletas.
Casi tres meses después del accidente, el jugador le agradece a Dios todos los días por la 'vida' y reza para que sus 'hermanos', como llama a sus compañeros de equipo, estén 'descansando en paz'.
Follmann vivió para contarlo junto a dos de sus compañeros de equipo, el lateral Alan Ruschel y el zaguero Hélio Neto, quien ya ha vuelto a entrenarse con la nueva plantilla del Chapecoense.
'Esto es un milagro de Dios. Él nos cogió en sus brazos. Nos ha dado una segunda oportunidad', subrayó.
Entre lágrimas, Follman alzó en enero pasado la Copa Sudamericana, un trofeo póstumo que se halla en la vitrinas del modesto club de Santa Catarina, que por primera vez en su historia había conseguido llegar a una final internacional: 'Era el sueño de todo el mundo'.
La oscuridad que siguió al accidente le impidió ver morir a sus compañeros (y vuelve a agradecer a Dios por ello) y en su memoria, dice, quedan 'los momentos felices del grupo' y el cántico de guerra que entonaban antes de entrar en el campo.
'A veces me viene a la cabeza esa imagen, de todo el mundo conmemorando y cantando "Vamos, vamos, Chape"', relató con una tímida sonrisa en el rostro.
El sueño del equipo se convirtió en pesadilla el 28 de noviembre en las afueras de Medellín, cuando el avión de la compañía boliviana Lamia, en el que viajaban 77 personas, se estrelló entre montañas debido a la falta de combustible.
'Fue una tragedia. Yo no tengo rabia de nadie. Sólo agradezco a Dios por la vida'.
Follman aseguró que 'jamás' ha pensado en demandar al Chapecoense por su presunta responsabilidad en la contratación de la aeronave, como sí han hecho familiares de los periodistas fallecidos en el siniestro.
'Yo ni juzgo, ni condeno', resaltó.
(Con información de Alba Santandreu).