En la década de los ochentas Liberia vivía una penosa situación tras el golpe de estado que dio el poder a Samuel Doe y que llevó de vuelta a Monrovia a Charles Taylor, quien jugaría un papel catastrófico en la vida de George Weah varios años después.
Álvaro Cruz | Hugo Sánchez, ídolo e inspiración de George Weah
El africano recibió el balón de oro en 1995 y fue considerado el mejor jugador del mundo.
El pequeño Weah nación en una isla muy pobre de Liberia y su escaparate era el futbol, como muchos africanos. La vulnerabilidad de su familia hizo que le dedicara tanto tiempo al deporte como fuera posible para convertirse en jugador profesional y emigrar a Europa, así tendría dinero.
Fue en el año de 1985 cuando logró su objetivo de llegar al Mighty Barrolle de su país. Mientras comenzaba su historia, no dejaba de ver a Hugo Sánchez, su inspiración, quien despuntó con Atlético de Madrid, y justo en el primer año profesional de Weah, fue fichado por Real Madrid. Sus goles de chilena asombraban al joven George.
En 2013 lo entrevisté para el Diario Récord y fue una sorpresa grata escucharle decir que un mexicano lo inspiró para ir a Europa. “ Hugo era el maestro. Lo veía cuando estaba en África y él en Real Madrid. Cuando llegué a Europa lo conocí cuando jugamos contra el Madrid. Gran hombre, respetuoso, disciplinado, de gran corazón. Lo seguí cuando era DT de Pumas. Era básico emocionarse con sus chilenas todo el tiempo". Me lo dijo con una gran sonrisa en la cara, mientras hacía el gesto de la “Huguiña” con sus manos.
George Weah no tardó en ir a jugar a Europa con Mónaco, después al PSG y en 1995 con Milan, donde rompería paradigmas. La carrera de Hugo en Europa había terminado, pero el liberiano quería mantener su legado y superar a su maestro. Ganó el balón de oro ese año y fue considerado el mejor futbolista del orbe. Tarea completada.
“Fue una época hermosa para mí. Hacía muchos goles con Milán y alguno de chilena como Hugo (reía). Pero te he de confesar que yo le iba a la Juventus... en mi mente les pedía perdón cuando les metía gol”. No parábamos de reír, mientras yo atesoraba tal anécdota con la urgencia de publicarla.
El año posterior a su cúspide fue una tortura. Liberia vivía momentos de terror cuando Charles Taylor fue elegido presidente con el slogan: “Mató a mi madre, a mi padre y hermano, pero aún así votaré por él”. El temor que causaba hizo que la gente no le diera la espalda. Solo Weah lo enfrentó y eso le costó el ultraje a su casa y que violaran a dos de sus primas.
Mientras Weah mantenía una carrera exitosa en el futbol, con una curva decente que lo llevó a jugar en Chelsea, Manchester City, Marsella y Al Jazira, Taylor suministraba de armamento y dinero a la URF (frente revolucionario) en Sierra Leona para luchar su guerra civil, fomentar los diamantes de sangre y acabar con miles de personas.
El liberiano jamás pudo jugar un Mundial, se quedó cerca en 2002 pero Nigeria ganó el grupo clasificatorio por muy poco. En 2003 finalizó su carrera y Taylor fue condenado a 50 años de prisión por crímenes de guerra. Weah jamás dejó de apoyar a su país a pesar de las dificultades.
Hoy es presidente de Liberia, con más sinsabores que otra cosa. Su carrera lo catapultó a ser una figura de esperanza y autoridad en su país. La inspiración de todo fue un mexicano, Hugo Sánchez, cuyos goles y mentalidad fueron la esencia de una carrera ejemplar que se formó desde la pobreza y vulnerabilidad de un país azotado por las desavenencias gubernamentales, pero Weah jamás soltó la mano de Hugo, sin que el mexicano lo supiera.
Para finalizar la entrevista, George Weah me dijo: “Yo no soy como Messi o Ronaldo. Soy una mezcla de ambos. Ve mis goles. Era mejor”.