Antes de lesionarse gravemente, Camilo Sanvezzo realizó su mejor actuación en México con un doblete al América de Antonio Mohamed que permitió al Querétaro venir de atrás en la Corregidora. Tras aquel bochorno, el americanismo entero clamaba a una sola voz: el 'Turco', a la calle.
Peláez en un tobogán: de Mohamed a Nacho Ambriz
Con el 12 de octubre y el mundial de clubes a la vuelta de la esquina, nadie sabe cómo terminará el año del centenario del América.
Meses después, el celular de Mohamed almacenaba un video del Estadio Azteca coreándolo una y otra vez tras alcanzar el título del Apertura 2014 a costa de Tigres de la UANL. El estratega argentino había logrado lo que pocos en Coapa: revertir un mal ambiente mediante resultados contantes y sonantes.
Cuando dichas mejoras ocurren, se suele dar crédito a la directiva por resistir la tentación de cortar cabezas. ¿Quién no se acuerda del modo en que los dirigentes del Pachuca fueron aplaudidos por su paciencia con el mal inicio de Enrique Meza que terminó en varios títulos locales (uno de ellos, ganándole al América en 2007) y en una Copa Sudamericana?
Con Antonio Mohamed, no obstante, el crédito se agotó mucho antes de alzar la copa. Ricardo Peláez había hecho contactos con Gustavo Matosas y las declaraciones del 'Turco' sugerían que tan pronto se acabase el torneo sería echado del club. Para su récord personal, se marchó con un campeonato en la maleta, feliz en su fuero interno de que su sucesor en el banquillo azulcrema tuviera una relación todavía más tortuosa con Peláez.
Indiscutiblemente la era Peláez devolvió al América al lugar que este gigante debe ocupar en el fútbol mexicano si se recuerda la desafortunada "reingeniería" propuesta por Michel Bauer, el anterior presidente de las Águilas. Pero es también probable que el ex goleador del América, Necaxa, Chivas y el Tri haya ido aislándose en su escritorio conforme los logros se acumulaban.
Es ésa la más grande de las críticas a Peláez actualmente: que lo que comenzó como una directiva cuyas decisiones salían de tres (él, José Romano, y el dueño del club), acabó regresando a una mesa donde el mandón era uno solo. La figura de Nacho Ambriz fue vista por un sector considerable del americanismo como la de un técnico a modo de un Peláez cada vez menos dispuesto a tolerar a un director técnico con su propia personalidad.
Si el hoy presidente deportivo del Club América comenzó su gestión en 2011 subiendo por una escalera, ahora se halla francamente deslizándose por un tobogán. Con el 12 de octubre y el mundial de clubes a la vuelta de la esquina, ya nadie sabe cómo acabará el año del centenario bajo el mando de Peláez.