Efraín Álvarez, David Ochoa y Julián Araujo ponen en escena nuevamente la lucha entre México y Estados Unidos por los mejores talentos con la doble nacionalidad.
Raúl Méndez | Born in the USA
México no tuvo la misma fortuna con David Ochoa y Julián Araujo que con Efraín Álvarez.
Hace unos días, Gerardo Martino en Línea de 4 de TUDN, en su calidad de seleccionador nacional mexicano, admitió que el duelo no es parejo porque, sin dar mayores detalles, insinuó que su rival ofrece mejores garantías no solamente a los jugadores sino a sus familias para jugar por los Estados Unidos.
En esta nueva batalla se reparten las victorias.
Álvarez, el codiciado jugador de LA Galaxy, ha sido convocado por el Tata en la primeras fechas internacionales del año. Pese a que ya jugó con México el más reciente Mundial Sub-17, todavía podía solicitar el cambio de federación para representar a los Estados Unidos bajo la nueva reglamentación de FIFA en la elegibilidad para jugar con las selecciones nacionales.
Se encendieron las luces de alerta cuando a finales del año pasado el californiano fue llamado por Gregg Berhalter para acudir al campamento de la selección estadounidense. Sin más poder que el de la “seducción”, Martino convenció al jugador de representar al Tri mayor.
Es una tarea esencial y casi requisito indispensable para quien aspire a suceder al argentino en la banca de la selección azteca planear a futuro asegurándose los servicios de jugadores también tentados del otro lado de la frontera norte.
El trato directo con el jugador y su entorno recae en el entrenador sin olvidar que el primer paso fue producto del scouting de un enorme grupo de trabajo al pendiente de los jugadores regados por la Unión Americana y Europa. Sobre un pizarrón se marcan los nombres de los que son elegibles para ser monitoreados permanentemente.
México no tuvo la misma fortuna con Ochoa y Araujo, quienes actualmente disputan el Preolímpico a las órdenes de Jason Kreis.
Ochoa tiene todas las condiciones para convertirse en un gran portero. En su categoría no hay en la región alguien que le iguale en facultades al promisorio arquero de Real Salt Lake. Mide 1.90 metros de altura y tiene una larga extensión de brazos que le permite apoderarse del área, destaca en reflejos, voz de mando, salida y juego con el balón en los pies.
Araujo es un punzante lateral derecho, ya habitual en el primer equipo del LA Galaxy, que cumple en las tareas defensivas y ataca constantemente. Ya hay visores de clubes europeos siguiéndole el rastro.
En ambos casos, el cuerpo técnico de la selección mexicana trató de integrarlos, pero no hubo éxito porque quieren jugar para el país donde nacieron.
Cada jugador tiene una historia detrás. Hay quienes no dejaron de sentirse extranjeros y prefieren jugar para la tierra de sus padres, también habrá quien encuentre en Estados Unidos una salida al futbol europeo con un precio razonable, etcétera.
Es el futbol binacional consecuencia de los flujos migratorios.
Hasta la próxima semana. Cuídense mucho, por favor.