Si hace un mes alguien apostaba por lo visto esta noche, en el mejor de los casos habría sido considerado idealista. Tal vez iluso. O loco. El primero en hacerlo fue Rafae Puente del Río, el novel entrenador de Lobos BUAP, el equipo que ocupa la vacante que dejó Jaguares en la Liga MX.
El milagro de Rafael Puente del Río y sus Lobos es una realidad: ¡La BUAP es de Primera!
Lobos BUAP empató 2-2 ante Dorados y se impuso por global de 3-2 en la Final por el Ascenso a la Liga MX, con un técnico novato y plantel de bajo perfil
Los poblanos empataron 2-2 ante Dorados en el partido de vuelta de la Final por el Ascenso para imponerse por global de 3-2. Una plaza que sólo aspiró a tener fútbol de Primera cuando el Puebla ocupó su estadio por la remodelación del Estadio Cuauhtémoc, ahora tendrá a los suyos enfrentando a los mejores de México.
No había pasado siquiera un minuto de partido cuando se diluyó la ventaja lograda por Lobos BUAP en el partido de ida, cuando un cobro de tiro de esquina de Moisés Velasco terminó en las redes por un error de José Canales. El tanto fue oficialmente un gol olímpico, acreditado al jugador de Dorados.
Dorados fue un vendabal sobre el área de los universitarios y su esfuerzo rindió frutos al minuto 29, cuando Gabriel Hachen puso al frente en el global al 'Gran Pez' en un eufórico Estadio Banorte.
Cuando parecía que Lobos se vendría abajo, llegó la redención más con fuerza que con fútbol, pues Diego Jiménez le ganó por físico a la defensa y agónicamente metió el balón al arco.
No pasaron ni cinco minutos y Amaury Escoto marcó su segundo gol de la serie. No, no un gol, sino un golazo, con una volea perfecta en el corazón del área y los "licántropos" retomaron la ventaja que parecía, poco antes, que jamás volvería.
El segundo tiempo fue de presión de Dorados y espera de un contragolpe para sentenciar por los poblanos. Lo segundo estuvo a punto de ocurrir, pero el recién ingresado Omar Tejeda definió mal.
La desesperación de Dorados conforme se extinguía el reloj fue evidenciada por Óliver Ortiz, quien se fue a las regaderas tras una agresión y gritarse incluso con sus compañeros.
Todavía Diego Jiménez tuvo la última, pero Gaspar Servio le desvió a tiro de esquina, ya en el 95'.
Fue sólo el colofón. La carrera de Rafael Puente del Río a celebrar con los suyos en la grada, como un jugador más, fue más que elocuente. Buscó a su padre, porque si bien vivió a la sombra de él, jamás deja de reconocer su origen.
Nadie creía en ellos. Con ellos fue suficiente. Los Lobos ya se preparan para estar en la categoría de oro del fútbol mexicano.