VIÑA DEL MAR, Chile.- Un penalti convertido por Luis Henrique cuando el reloj marcaba el minuto 95 dio a Brasil una victoria agónica sobre Nueva Zelanda para avanzar a los cuartos de final del Mundial Sub'17 de Fútbol que se juega en Chile.
Brasil enfrentará en cuartos de final el próximo 1 de noviembre al ganador del partido que juegan más tarde Nigeria-Australia.
El penalti, por falta de MacGarry sobre el propio Luis Henrique, ocurrió cuando todos daban por segura una definición desde los once metros, final que habría castigado con justicia la gran displicencia que la Canarihna exhibió durante todo el partido y un premio excesivo para una Nueva Zelanda que mostró demasiado poco.
De paso, el desenlace dejó a McGarry como el verdugo de su propio equipo, pues anteriormente había fallado un penalti que pudo significar un resultado de ensueño para los oceánicos.
El dominio de Brasil estuvo cercano a lo absoluto desde el inicio del partido, a tal punto que en el minuto 32 sus llegadas sumaban una docena, mientras los neozelandeses apenas habían pisado el área rival un par de veces y sin peligro.
El portero Woud se alzó como la mejor figura de Nueva Zelanda, con tres atajadas portentosas, dos de ellas en una misma jugada, ante remates de Arthur y Luis Henrique (m.10).
En los 29 Woud salvó otro balonazo prácticamente desde los pies de Luis Henrique, que fue también el que mas ocasiones falló, por su excesivo individualismo o falta de puntería.
El segundo tiempo arrancó sin variaciones en el juego, Brasil con un dominio improductivo y Nueva Zelanda dando muestras de una creciente comodidad a medida que corrían los minutos, como si su objetivo fuese llegar a la definición a penaltis.
En los 67 Nueva Zelanda tuvo una oportunidad dorada, cuando en una de sus escasas llegadas al área brasileña, Kleber derribó a Imrie y en la ejecución del penalti pitado por el árbitro, McGarry disparó por encima del travesaño.
En los 71, McGarry falló otra buena ocasión, esta vez en un tiro libre desde el borde del área que lanzó afuera.
De ahí hasta el final el partido volvió a lo mismo: llegadas reiteradas pero improductivas de Brasil y Nueva Zelanda creando alguna inquietud pero más que nada esperando el final, soñando con una definición a penaltis que finalmente no ocurrió.