Fútbol
Burrito Ortega: Él salió del barrio pero el barrio no salió de él
Su humilde cuna lo hizo salir adelante pero la botella agotó de varios tragos hasta su última gota de fútbol.
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Esta es la historia de un hombre sencillo, dueño de una vasta riqueza en los botines, cuya carrera no fue más por culpa del maleficio del alcohol.
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Con 17 años llegó a River Plate desde una villa muy pobre llamada Ledesma, en el árido norte de la Argentina. 'Burrito' lo apodaban porque a su viejo le decían 'Burro'.
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El seleccionador argentino de entonces, Alfio 'Coco' Basile, apostó por él y se lo llevó al Mundial de Estados Unidos 1994 con 20 años de edad.
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A pesar de ser él un diez natural, al 'Burrito' le dieron la camiseta número 17 en su debut mundialista...
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Porque la número 10 se la dieron a un señor llamado Diego Armando Maradona.
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Maradona dijo de Ortega (compartieron habitación): 'Charlábamos de hombre a hombre; me confesó los problemas de drogas en su provincia y me dijo que, proponiéndoselo, podía ser muy profesional, aunque no siempre'.
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Ya más maduro, el 'Burrito' lideró un River Plate legendario que ganó la Copa Libertadores 1996 al América de Cali.
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En aquella escuadra jugaban grandes figuras de la historia del fútbol mundial como Hernán Crespo y Enzo Francescoli.
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¿Quién hubiera imaginado que 'El Príncipe' alzaría la Libertadores montando un 'Burrito', y no un blanco corcel?
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Los años noventa fueron los suyos. El técnico que lo debutó, Daniel Alberto Passarella, le encomendó la número 10 en Francia 1998 y lo puso delante de tipos de mucha personalidad como Simeone, Verón y Almeyda.
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Si durante tantos años Gabriel 'Batigol' Batistuta fue el goleador histórico de la Albiceleste, fue en gran medida gracias a Ariel Ortega.
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‘Uno de los secretos de Ariel fue disfrutar el juego y, a través de su goce, poder generar en los compañeros y en los espectadores la sensación de placer y alegría que siente cualquier futbolero de ley que lleva la redonda en el corazón’, escribió su amigo Hernán Díaz en la autobiografía del 'Burrito'.
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‘Era freno, aceleración, enganche, freno, y así sucesivamente’.
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'Orteguita' ayudó a la Argentina a eliminar a Inglaterra en octavos de final, pero en cuartos se topó con una Holanda que siempre es fútbol total, pero que también es anti-fútbol.
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En ese partido, el árbitro mexicano Arturo Brizio permitió mucha rudeza holandesa. Y Ortega acabó expulsado tras pegarle un cabezazo a Edwin van der Sar luego de intentar fabricar un penal.
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Ortega era argentino hasta el tuétano: le gustaban la cumbia y los asados y jamás se adaptó a vivir en Europa. Aquí se le ve jugando para la Sampdoria de Italia.
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Antes había jugado en el Valencia de España y en 1999 acabó en el Parma esperando adaptarse junto a Crespo y Sebastián Verón.
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Rumbo al Mundial 2002 el seleccionador era el 'Loco', Marcelo Bielsa, quien también gustaba jugar con enganche y dos puntas, a la usanza tradicional en la Argentina.
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En el año 2000 el 'Burrito' volvió a casa. Fue parte de aquel River Plate eliminado por Cruz Azul en el Estadio Azteca en la Libertadores 2001.
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Su tercer y último Mundial fue el de Corea y Japón, que acabó más temprano de lo esperado cuando Inglaterra, (el eterno rival futbolero), venció a la Albiceleste con un penal anotado por David Beckham.
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Con gambetas, fintas, caños y rabonas, Ortega buscó hacer de todo para empatar, pero los ingleses cerraron espacios con el 1-0.
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Tras la tragedia de Corea y Japón 2002, Ortega aceptó una oferta para jugar en Turquía. Pero otra vez no se adaptó y volvió a la Argentina para jugar en Newell's Old Boys de Rosario.
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'Burrito' tiene seis títulos de primera argentina con River. Sin embargo, en 2004 salió campeón con el cuadro rosarino contra todo pronóstico y siendo el líder futbolístico y moral.
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La gesta heróica con Newell's lo ayudó a volver a River, entrenado por Diego Simeone. Sin embargo, la tentación del alcohol comenzó a aparecérsele por doquier.
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Logró su último título con River en 2008. Pero en la prensa argentina ya se sabía que Simeone lo separaba del plantel cuando su alcoholismo ya era muy evidente.
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Passarella volvió a River como técnico y se percató inmediatamente de que Ortega no estaba bien. Pero amaba al 'Burrito' como a un hijo más y estaba en un dilema.
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Con un amor de padre, Passarella lo hacía jugar y jugar pensando que la pelota podría liberarlo del abrazo de la botella.
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No fue así. 'Burrito' colgó los botines en el 2012, aunque lo cierto es que ya estaba retirado desde el 2008 y pasaba más tiempo en clínicas de rehabilitación que en los entrenamientos.
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Ortega pudo haber sido más en la historia del fútbol. Su talento inigualable y su humildad le hicieron ganarse el corazón de su país.
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‘Ariel simboliza como nadie el sentimiento del fútbol argentino: garra, potrero, amor por la camiseta, y un cariño inagotable por la pelota.’
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