MADRID, España - Iker Casillas, capitán de la selección española, mira a la Eurocopa 2016 con optimismo, al asegurar que "hay una generación buena para poder afrontar el futuro", aunque destacó que lo vivido con la conquista de un Mundial y dos Eurocopas consecutivas será irrepetible.
"Hemos tenido suerte de poder disfrutar de esos tres momentos increíbles y espero que la gente los recuerde. Ojalá sigan viniendo muchos más, pero ganar es difícil y la gente no puede esperar que vaya a ser así siempre. No obstante, hay una generación buena para poder afrontar el futuro", aseguró en una entrevista con FIFA.
Casillas vive tiempos nuevos en su carrera, alejado del club de su corazón, el Real Madrid, y jugando en el Oporto para seguir siendo internacional para Vicente del Bosque.
"Es una aventura nueva, algo diferente. Fue difícil tomar la decisión, porque he estado en el Real Madrid 25 años, pero ahora tengo ante mí un nuevo desafío, un sueño distinto, y quiero disfrutarlo", admitió.
"Con cuatro años comencé a jugar al fútbol por diversión. Me gustaba ponerme en la portería y de los cuatro a los nueve jugué para divertirme, como hobby. A los nueve ya empecé a jugar en la cantera del Real Madrid. Empiezas en los juveniles y todo va muy deprisa. En apenas seis meses pasas de jugar en Tercera a hacerlo en Primera. Pasas de campos de 500 espectadores a 50.000", recordó.
Guarda un gran recuerdo de Nigeria 1999, cuando se proclamó campeón del mundo sub-20 con un grupo de jugadores que en buen número pasaron a ser la 'generación de oro' del fútbol español.
"Aquel campeonato supuso un gran salto para toda una generación de jugadores. Prácticamente, 16 de los 18 jugadores del sub-20 estaban jugando en equipos de primera al final de ese verano, que era la meta de todos. Para nosotros fue vital lograr aquel campeonato", dijo.
Su siguiente éxito con la selección española fue en la Eurocopa 2008. "Fue increíble. Llegó cuando España empezaba ya a sentir los efectos de la crisis económica y significó un empujón para todo el país. Y era como quitarte una espina. Como empezar de nuevo".
Y siguió en el Mundial 2010, con su parada salvadora en la final de Johannesburgo. "Perdimos el primer partido ante Suiza a pesar de tener innumerables ocasiones y dominar la posesión, pero ese día no quiso entrar. A partir de entonces sabíamos que teníamos que ganar todos los otros seis partidos para poder ser campeones"
"La final ante Holanda fue un partido duro y bronco en el que nos costó meternos. Tuve fortuna ante Robben. Intenté aguantarle lo máximo posible y cuando disparó, me fui hacia la derecha, pero pude desviar un poco la pelota con el pie y que se marchara cerca del palo. Creo que esa suerte que tuvimos ahí nos hizo volvernos más fuertes y crecer. Vimos que la teníamos de cara".
Por último recordó la conquista de la Eurocopa 2012. "Será algo que quede para la eternidad. Aunque vengan otros Mundiales, algo que, estoy convencido, sucederá a lo largo de los próximos años, no habrá nada igual a ese momento. Me sentí orgulloso. Como futbolista, tienes el privilegio de hacer felices a millones de personas. Así que cuando tienes la oportunidad de hacer feliz a todo un país, es como que te levantas y te dices: he hecho mis deberes".