El espíritu aventurero inherente a la niñez terminó siendo el peor enemigo de 12 futbolistas y su entrenador. Los niños, de entre 11 y 16 años, jamás imaginaron que su exploración de una cueva provocaría la movilización de cuerpos de rescate tras no poder encontrar el camino de vuelta. Han pasado 14 días desde aquella ingenua y desafortunada decisión, y el panorama no luce muy esperanzador.
Catorce días en las profundidades: los niños futbolistas y su entrenador no pierden la esperanza
Han transcurrido exactamente dos semanas desde que los miembros del equipo de fútbol Wild Boars y su entrenador quedaron atrapados en una cueva en Tailandia. El oxígeno se acaba y las lluvias amenazan con empeorar todo.
Todo comenzó el sábado 23 de junio cuando los 12 jovencitos y su entrenador decidieron explorar las entrañas de la cueva Tham Luang Nang Non, al norte de Tailandia. De nor ser por las bicicletas que dejaron estacionadas en la entrada, nadie habría sabido de su paradero. Al menos no durante las primeras horas de su desaparción.
La búsqueda comenzó esa misma noche, pero las autoridades tailandesas tuvieron que suspender las labores por las fuertes lluvias. El domingo 24 sería de suma importancia para conocer el estado de los 13 involucrados, ya que encontraron bolsas y zapatos en el interior de la cueva. El agua volvió a hacer de las suyas y provocó que se detuvieran los esfuerzos.
Pasó una semana en la que expertos de todo el mundo volaron a Tailandia para sumarse a las maniobras de rescate y dar con las 13 personas. El clima volvió a hacer de las suyas pero, finalmente, el lunes 2 de julio, los equipos de rescate dieron con los 12 futbolistas y el entrenador. Una vez encontrados, el plan de las autoridades fue empezar a drenar el agua de la cueva y mandar a un médico y una enfermera para valorar la salud de los atrapados.
A pesar de la alegría del hallazgo de los niños futbolistas con vida, los expertos advirtieron que llevarlos a la superficie implicaría un proceso muy complejo. En teoría, los adolescentes tendrían que bucear en lugares reducidos con fuertes corrientes y nula visibilidad. Y esto sin mencionar que la gran mayoría no sabe nadar.
"Será un desafío para los buzos llevar a los niños por las zona inundadas. No será como el buceo que la mayoría de las personas piensa. Se sumergirán en lo que en realidad es agua fangosa, posiblemente de flujo rápido, sin sentido de dirección", comentó Pat Moret, persona encargada de coordinar el rescate.
Han transcurrido cinco días desde el hallazgo, pero la luz al final de la cueva luce lejana todavía. El sábado 6 de julio se dio a conocer el lamentable fallecimiento del buzo Saman Kunan, quien se quedó sin oxígeno en su tanque durante su regreso tras entregar suministros a los atrapados.
Y es que para llegar hasta donde se encuentran los adolescentes se necesita recorrer cuatro kilómetros y ocupar, mínimo, seis horas.
Este sábado, los rescatistas entregaron las cartas que los niños escribieron a sus padres. El contenido de éstas comparten un común denominador: "Estamos bien, no se preocupen por nostros". Pero la verdad es menos esperanzadora. El oxígeno en la cámara de la cueva se acaba y se esperan fuertes lluvias en los próximos días.