Eran las semifinales de la Copa Oro, la selección de Panamá ganaba el compromiso a los 88 minutos por la mínima diferencia cuando el árbitro central, el estadounidense Mark Geiger se ‘inventó’ uno de los penales más increíbles de la historia de la Concacaf.
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Román Torres disputó un esférico limpio con Carlos Esquivel, el canalero recostó el cuerpo hacia atrás y el árbitro dijo que era una pena máxima por una supuesta mano.
La determinación causó una indignación completa con los panameños que se negaban a reanudar el partido considerándose ultrajados por la injusticia que era evidente en momentos donde no existía el video arbitraje.
El compromiso incluso llegó a los manotazos entre panameños y mexicanos que trataban de justificar lo injustificable. En ese momento el estratega era Miguel Herrera, quien era un técnico muy efusivo.
Fueron más de 10 minutos los que se tardaron en reanudar el compromiso.
Una vez que se decretó el penal el encargado de ejecutarlo fue Andrés Guardado, que terminó canjeando el penal por gol.
El partido terminó yéndose a los tiempos extra y un penal más, en esta ocasión un poco más justificable, tras una falta sobre Javier ‘Chuletita’ Orozco llegaba el segundo gol mexicano y nuevamente ejecutado por ‘El Principito’ Guardado.
Vendrá pues un nuevo episodio entre mexicanos y panameños y esperemos que sea el futbol el que reine y no nuevamente ‘ayudaditas’ de los silbantes que se vuelvan protagonistas en un juego que debe ser solucionado entre 22 hombres que representan el futbol de sus naciones.
