Todo comenzó unos meses atrás, cuando en las cuentas de Instagram y Twitter de Luis Suárez, Diego Godín, Edinson Cavani y Fernando Muslera (entre otros) apareció publicado un mensaje que fuera de Uruguay entonces nadie entendió:
La última batalla de los guerreros del Uruguay: Suárez y compañía contra un viejo poder
Los seleccionados charrúas denuncian la relación entre la Asociación Uruguaya y Tenfield. Piden más inversión al empobrecido fútbol local.
“Dimos y seguiremos danto todo por La Celeste dentro de la cancha y queremos contribuir con un fútbol mejor fuera de ella. Ese será nuestro mejor legado, nuestra mejor herencia para las generaciones futuras, que seguro nos depararán más éxitos. ¡¡Vamo Arriba Uruguay!!”
El texto era tan emotivo como difícil de comprender ¿A qué se referían? ¿Pensaban ellos retirarse de la selección? ¿Irse a huelga, quizás? ¿Qué querían decir con "contribuir con un fútbol mejor"?
Artículos fueron y artículos vinieron sin que los charrúas explicaran a bien el motivo de su mensaje. Pronto, sin embargo, cayó del árbol la manzana de la discordia: Suárez y sus amigos entienden que la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) ha malbaratado a La Celeste (es decir, los derechos de imagen del jugador y también los patrocinios de ropa deportiva, entre otros activos) entregándosela por mucho menos de su verdadero valor a una compañía llamada Tenfield SA.
La relación de dicha corporación con la AUF data de 1997, cuando el cacique del fútbol uruguayo era Eugenio Figueredo. Éste fue arrestado en Zúrich en mayo del 2015 a causa del escándalo de corrupción en la FIFA, aunque su caso es peculiar respecto al de los otros acusados de asociación delictuosa por el Departamento de Justicia estadounidense: Figueredo obtuvo la ciudadanía americana de modo fraudulento arguyendo padecer de “discapacidad mental”.
Según cronistas extranjeros, básicamente periodistas argentinos, Tenfield es un pulpo cuyos tentáculos no sólo alcanzan a la AUF, sino también llegan a estaciones de radio, canales de televisión, envuelven a personalidades de la prensa doméstica y a clubes de segunda y primera división. Para esclarecer la situación por propia boca, los legionarios orientales volvieron a la carga hace pocos días:
“Nuestro fútbol uruguayo está cada día más pobre y necesitado de recursos… Ello fue lo que impulsó a los jugadores a implicarse y colaborar en acercar a la AUF, también a pedido de ésta, una oferta superior en 5 veces a la que tenían encima de la mesa. Esta propuesta evidencia el verdadero valor del patrimonio de la selección uruguaya y el bajo precio pagado hasta el momento por la empresa intermediaria TENFIELD.”
Una respuesta en caliente de la propia Tenfield iluminaba más el oscuro asunto: se trata efectivamente de una empresa intermediaria que gestionó el vínculo de la selección de Uruguay con Puma, su actual patrocinador alemán de ropa deportiva. Los futbolistas por su cuenta intermediaron una oferta de Nike que, según ellos, representaría más inversión a la vetusta y colapsada infraestructura del campeonato uruguayo en todas sus categorías.
No obstante, Uruguay seguirá vistiendo los diseños del fabricante teutón hasta 2023. En protesta, los líderes del vestidor de Óscar Washington Tabárez rechazan volver a ceder sus derechos de imagen a Tenfield.
“Siempre en este grupo capté la intención de hacer cosas por el fútbol”, declaró el ‘Maestro’ al lado de Godín al explicar la lucha de los celestes por dar más al único deporte que ha hecho destacar entre potencias a esta microscópica nación sudamericana: es la última batalla de estos guerreros del Uruguay.