En cualquier alineación de la selección argentina, se sabe, hay un nombre que no puede faltar. El que todos colocan sin pensar, el que escriben con una mezcla de reverencia, respeto e ilusión. Sin más vueltas: el nombre de Javier Mascherano. ¡¿Cómo?! ¿Y Lionel Messi? Sí, también.
Mascherano y diez más: por qué el ‘Jefecito’ le torció el brazo a Sampaoli
A ‘Masche’ le costó convencer al técnico de la selección argentina y comenzó este ciclo como suplente. Pero contra Perú recuperó la titularidad, se destacó y estará ante Ecuador, el partido más importante de la Albiceleste en los últimos años.
‘Leo’, por ser un extraterrestre del fútbol, queda fuera de la ecuación. Incluso muchos argentinos así lo desean, aunque parezca una locura... En el caso de Mascherano, por el contrario, el consenso entre los fanáticos de la Argentina es casi unánime, exceptuando a un puñado de hinchas de Boca que siguen sin perdonarle su ADN riverplatense.
La importancia del volante-defensa central está cimentada en años de regularidad con su selección, de agigantarse cuando la camiseta albiceleste le roza la piel. Una trayectoria, ganada con partes iguales de temperamento y calidad, a la que Jorge Sampaoli pretendió obviar en el arranque de su ciclo.
Sin embargo, en el partido más trascendente de su ciclo -y futuro- decidió usar la experiencia del ‘Jefecito’ (a esta altura, y con 33 años, es ‘Jefazo’). Ante Ecuador, soga al cuello con el nudo cerrándose, el entrenador recurre a Mascherano y lo ubica en su posición original, la de mediocampista central.
Por su presente en el Barcelona, ‘Masche’ llenó de dudas a Sampaoli, quien prefirió apostar por otros nombres, tanto en la contención en el mediocampo como en la defensa. Contra Uruguay, por las Eliminatorias, de hecho, Mascherano no vio ni un minuto de acción. Pero todo cambió ante Perú, en el partido pasado, cuando le devolvió la titularidad y Mascherano no solo no defraudó, sino que fue uno de los puntos más altos de Argentina.
La selección argentina se juega nada menos que el Mundial en su visita a Ecuador. Y el nombre de Mascherano, como debe ser, está escrito en letras fluorescentes.