SANTIAGO DE CHILE - Chile, con 36 participaciones en las 43 ediciones de la Copa América ya disputadas desde 1916, será este año el escenario del episodio 44 con la presión de sus diecisiete millones de habitantes para ganarla por primera vez.
El sueño lo sustenta una generación de jugadores que para muchos es la mejor de la historia futbolística chilena, con al menos una decena de ellos con brillo en el primer mundo del balompié.
Otro activo es su técnico, el argentino Jorge Sampaoli, que ha continuado el ciclo virtuoso que inició su compatriota Marcelo Bielsa en el fútbol chileno, que bajo su mando aprendió a competir después de largos espacios de tiempo en los que sólo participaba.
Pero el grupo en que lucen Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Gary Medel, Charles Aránguiz, Claudio Bravo, Mauricio Isla y Eduardo Vargas, entre otros, no fue descubierto por Sampaoli ni Bielsa.
Varios integraron la selección sub-20 que fue tercera en el Mundial de Canadá 2007, cuyo maestro fue José Sulantay, considerado por muchos un técnico artesanal.
Desde ese mismo año aquellos jugadores y otros que se adaptaron a las directrices de 'El Loco' Bielsa, conformaron la columna vertebral de una plantilla que ha jugado los mundiales del 2010 y 2014 y la Copa América del 2011.
Sin embargo, los resultados de esta selección no han superado los anteriores, con unos octavos de final en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, lo mismo que logró la Roja que Nelson Acosta dirigió en el Mundial de Francia'98.
En la Copa de Argentina 2011, bajo la batuta del también argentino Claudio Borghi, Chile se quedó en cuartos de final tras caer 2-1 ante Venezuela, al igual que ocurrió cuatro años antes en Venezuela, con Nelson Acosta en el banco.
Aquel capítulo sólo es recordado por el "Puertordazo", un escándalo protagonizado por varios jugadores borrachos que lanzaban jamones a las camareras de un hotel de Puerto Ordaz, donde celebraban haber superado la fase de grupos. Después Brasil despidió a Chile del torneo con un 6-1 oprobioso.
Tales precedentes proyectan una sombra sobre las posibilidades de la Roja en la Copa 2015, pese a las ventajas que supone su condición de anfitrión.
Chile carga el peso histórico de ser un actor secundario en el fútbol sudamericano junto a Perú, Ecuador, Paraguay o Colombia, mirando hacia arriba a Argentina, Brasil y Uruguay.
En sus 36 participaciones en la Copa América, Chile ha logrado el segundo lugar en las ediciones de 1955, 1956, 1979 y 1987. Fue tercero en 1926, 1941, 1945, 1967 y 1991, y cuarto en diez torneos (1916, 1917, 1919, 1920, 1924, 1935, 1939, 1947, 1953 y 1999).
Ahora, en 2015, llega la séptima oportunidad en la que Chile reciba el más antiguo torneo del fútbol mundial, tras haberlo albergado en 1920, 1926, 1941, 1945, 1955 y 1991.
Esta vez, y basado en la ilusión de tener un buen equipo y un técnico atrevido e innovador, Chile quiere romper su larga historia de frustraciones y alzar el trofeo.
Un primer paso parece haber sido el resultado del sorteo de grupos celebrado en Viña del Mar el 24 de noviembre: Ecuador, México y Bolivia serán los rivales de la Roja en el grupo A, que Sampaoli ha definido como "difícil".
El seleccionador dice que necesita "once kamikazes" que jueguen "de forma desmedida" para alcanzar la meta.
Ha dispuesto una preparación que ha incluido un enclaustramiento absoluto en un antiguo convento en una pequeña localidad a más de cien kilómetros de Santiago, para evitar a la prensa y a los espías, que el celoso entrenador cree ver por todas partes.
Tras su último ensayo, un amistoso con El Salvador, buena parte del trabajo previo estará completado, aunque Sampaoli lamentará dos ausencias: Claudio Bravo, portero del Barcelona y Arturo Vidal, centrocampista del Juventus, presentes en la final de la Liga de Campeones de Europa.