Previo al Mundial de Alemania, nació una de las mejores campañas publicitarias que envolvían a la selección brasileña. Dos palabras definían perfectamente lo que significaba Brasil para el mundo: Joga Bonito.
Cuando el espectáculo de Brasil lo pone Justin Bieber
Muy lejos quedó el Joga Bonito de Brasil, sin Neymar son un equipo destintado y común
El juego lindo, atractivo, espectacular, el que deslumbraba y dejaba la boca abierta. Ver a Brasil daba gusto, generaba envidia e invitaba a la imitación. Todos querían ver a Ronaldo, a Ronaldinho, Adriano o a Kaká.
Aquel Joga Bonito vendía a un Brasil que tenía a once magos, un equipo de David Copperfields vestidos de amarillo y azul. Nadie nos dijo que una década después, la selección que suma cinco títulos mundiales se iba a volver un equipo rupestre que genera más interés por lo que está en la grada y no en la cancha.
De repente, en medio de un partido soso, apareció en la grada Justin Bieber a lado del fenómeno que tenía que estar cambiando la historia del partido. Celular en mano, el cantante de música pop se tomaba selfies con Neymar.
La diversión ya no está en el campo, el Joga Bonito se muere si en el banquillo está Dunga y Brasil se convierte en una selección común y corriente si no está Neymar. Entre ese marasmo de malas sensaciones, las redes sociales hablaban más de Bieber que del raquítico empate que el pentacampeón mundial rascaba, ayudado por un fallo arbitral que sentenció a Ecuador.
El título brasileño en el Centenario de la Copa se nubló desde el instante en que el FC Barcelona tuiteó que Neymar iría a los Juegos Olímpicos y no a la Copa. De repente, nos acordamos de lo que fue Brasil contra Alemania sin su crack en aquella semifinal del 1-7 en contra.
Ecuador mereció más y Brasil salió triunfante con su puntito que no lo deja al fondo del grupo B. Al final, el juego contra la Tri representaba el cruce más duro del sector considerando que Perú y Haití le darán menos batalla al equipo de Dunga. Pero el conflicto brasileño llegará después cuando se le exija en una ronda definitiva.
La verdeamarela generó poco y jugó nada. Nos aburrió y nos decepcionó. Extrañamos a Neymar y nos hartamos de entender que el Brasil que antes tenía al menos cinco estrellas hoy depende de un solo futbolista.
Hace diez años, el futbol de Brasil obligó a los creativos a generar una campaña que definiera puntualmente a su fútbol, el Joga Bonito era una extensión de su buen juego. Hoy es imposible que alguien imagine una campaña similar con una selección destintada.
Si al final del partido tuviéramos que elegir una figura en el debut brasileño de Copa, sin duda, elegiríamos a Justin Bieber. Total, hoy se habla más de él que del considerado rey del fútbol.