Los dirigidos por Gustavo Quinteros no se guardaron nada en su debut en la Copa América. Jugaron de igual a igual frente a Brasil y merecieron más que el 0-0.
El respeto, la clave del empate ecuatoriano frente a Brasil
Te traemos la cuatro claves del empate entre Brasil y Ecuador.
Escribió Albert Camus que no existe nada más despreciable que el respeto basado en el miedo. Y seguro cuando lo hizo pensó en esos equipos que se meten debajo de los tres palos y sacrifican la portería ajena con tal de proteger la propia.
Llevando la frase de Camus al terreno de juego, nada más despreciable que temerle al rival: aguantarlo en campo propio con cinco defensores y cuatro volantes y jugársela con un solitario delantero, como quien apuesta en la ruleta su última ficha de la noche.
Frente a Brasil, Ecuador estuvo lejos de eso e hizo ver a los de Dunga como un equipo más. Es que ni la camiseta ayudó, porque fueron los ecuatorianos quienes lucieron el amarillo en el pecho.
Si hubiera que escoger las claves de ese respeto, podrían resumirse en solo cuatro:
Primero, la gran atajada de Dreer al minuto 6, que lejos de asustar a Ecuador lo impulsó a jugar más lejos de su arco. Segundo, la actitud de Paredes y Mina para frenar los embates de Coutinho y Renato sin recurrir a la pierna fuerte. Tercero, el duro choque entre Gruezo y William cerrando la primera parte, lo que disminuyó físicamente al brasileño. Y cuarto, la constante presencia de Valencia entre Marquinhos y Gil, evitando que Brasil sumara más hombres al ataque.
Capítulo aparte merece la polémica jugada en la que Alisson mete el balón en su propio en el minuto 65. Nadie sabrá qué habría decidido el árbitro si esto ocurre en la otra portería, la que defiende Ecuador. Es que al final, como escribió George Orwell, “todos somos iguales, pero unos más iguales que otros”.