A pesar de que la prohibición de hinchas visitantes en estadios de Argentina ha comenzado a levantarse paulatinamente, no había esperanza alguna de que el Clásico Platense, Gimnasia contra Estudiantes, se disputara ante ambas aficiones. No fue sólo la sangrienta batalla campal librada por jugadores de ambas escuadras durante el último torneo veraniego, fue también el rezago en cuanto a medidas de protección civil del estadio de Gimnasia, ‘El Bosque’, inaugurado en 1924.
¿Cuándo volverá la afición visitante al fútbol argentino?
Los hinchas visitantes no pueden ir a los estadios desde 2013.
Sin embargo, no tenía por qué ser así. El Estadio Ciudad de La Plata, cuyas puertas abrieron en 2003 y reabrieron en 2011 tras una remodelación para la Copa América, es un inmueble amplio de arquitectura discreta pero funcional con capacidad para más de 50 mil espectadores; prácticamente el doble de los viejos recintos de los clubes del Clásico Platense. La Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte, organismo encargado de supervisar la concurrencia a las canchas, dio luz verde al juego en el nuevo estadio.
“En el Ciudad de La Plata, no hay inconveniente que se juegue con público visitante, pero en el Estadio del Bosque no se puede", declaró Juan Manuel Lugones, titular de la agencia.
La expulsión de aficiones visitantes en la primera división entró en vigor en 2013, decretada por la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en vista de la espiral de violencia que azotaba especialmente a los clásicos: Independiente-Racing, Central-Newell’s, Colón-Unión (pero también a partidos sin arraigada rivalidad de por medio como un Estudiantes-Lanús, celebrado en el nuevo estadio de La Plata, precisamente, donde falleció un aficionado impactado por bala de goma de los cuerpos antimotines). La AFA era entonces presidida vitaliciamente por Julio Grondona, cuyo nombre aparece hoy en los documentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos relativos a la corrupción en la FIFA.
La prohibición fue tomada en acuerdo con el gobierno nacional. Esto es, reconociendo que la seguridad dentro de los estadios y en sus alrededores es competencia básica de las autoridades políticas y funcionarios públicos en coordinación con los dirigentes del fútbol. Como suele pasar hablando de las míticas tragedias ocurridas en el Reino Unido durante la década de los ochenta, Hillsborough o Heysel (esta última sucedida en Bélgica, pero que involucró a hinchas del Liverpool), la tentación de explicar el derramamiento de sangre exclusivamente en función del hooliganismo o de la ‘desadaptación social’ es fácil y es grande, pero no explica todo.
Una apelación judicial por parte de familiares de víctimas de Hillsborough logró dictaminar recientemente que una de las causas más importantes del desastre que cobró más de 90 vidas en 1989 fue brutalidad y negligencia policial. Del mismo modo, después del incendio de 1985 que dejó 56 muertos en el estadio del Bradford City FC de tercera división, fue legislado que ninguna grada ni tribuna en las ligas británicas podía construirse con madera o material fácilmente inflamable.
La vuelta del público visitante a las canchas en Argentina depende de condiciones mínimas de seguridad garantizadas. Y esto es un asunto complejo que va más allá de encarcelar a la barrabrava: implica infraestructura, protección civil, transporte, función pública y, sólo al final, cooperación de los dirigentes deportivos. Tanto el Clásico Platense como el de Avellaneda o el Boca-River habrán pues de esperar más por disputarse ante propios, extraños y neutrales.