Por Andrés Corona Zurita | @andrescorona
Cuba y su talento encapsulado: el encierro deportivo en la 'Era Fidel'
El deporte ayudó al mundo a conocer el talento del atleta cubano. Sin embargo, en la Isla quedan en el anonimato leyendas que el planeta no conocerá.
"Los que no tienen el coraje, los que no quieren adaptarse al esfuerzo, al heroísmo de la revolución, que se vayan, no los queremos, no los necesitamos". Clara y contundente, así fue la frase que Fidel Castro soltó en uno de los tantos y épicos discursos que dio el líder de la revolución cubana.
El 'Éxodo del Mariel', en el año de 1980, fue un evento significativo que marcó uno de los grandes movimientos cubanos para salir de la isla.
Jamás conoceremos qué tan grande fue el talento que se desperdició en Cuba por el cerco que vivió la isla y por la incapacidad que varias generaciones tuvieron por no salir de ella.
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Cuba fue una potencia en muchas cosas, entre ellas, el deporte era una muy importante. Dotado con una capacidad físico atlético importante, con una mentalidad ganadora y competitiva, el deportista cubano siempre sobresalió por dos cosas: su hambre de victoria y su hambre por querer abandonar la isla.
El planeta pudo conocer a grandes velocistas, saltadores, luchadores, boxeadores y, por supuesto, beisbolistas. Cada cuatro años en los Juegos Olímpicos estaban haciendo, desde el campo de batalla deportiva, la guerra y la revolución a Estados Unidos por el primer lugar del pódium. Muchas veces ganaron, otras tantas perdieron, pero en el fondo, siempre demostraban que adentro de la Isla existía mucho trabajo y mucho talento que se desarrollaba.
Quizá pudo ser mejor, tal vez debió ser más grande. Si muchos de esos deportistas hubieran contado con mayor preparación o más competencia, sus marcas habrían podido ser más grandes y el color de sus medallas más cercanas al oro o a la inmortalidad de una marca insuperable.
¿Cuánto talento no pudieron ver nuestros ojos? ¿Cuánto talento quedó guardado en esa Isla? ¿Cuántos trazos de escapatoria tuvieron que hacer los deportistas para abandonar sus hoteles de concentración en un evento? ¿Cuántas lágrimas y cuánto dolor recorrieron a esos cuerpos atléticos?
“Que se vayan, no los queremos, no los necesitamos”, gritó Fidel. Muy probablemente, el líder se equivocó. Aquellos personajes eran necesarios para un manifiesto de grandeza deportiva. Esos atletas como Javier Sotomayor, Teófilo Stevenson, Omar Linares, Adolfo Duque, Félix Savón, Iván Pedroso o Mihaín López representaron a la Cuba libre o a la Cuba encarcelada, a generaciones enteras que crecieron y soñaron con ser como ellos.
Nombres de deportistas que aceptaron la Revolución como un estilo de vida y que vestidos con los colores de Cuba añadieron un extra a la propaganda de Fidel y su liderazgo. Otros, la gran mayoría de ellos, valientes que trepados en una balsa, encerrados en una bolsa de ropa sucia o escondidos en un closet de hotel dejaron la pobreza y el anonimato de su país para convertirse en leyendas.
"Los que no tuvieron el coraje", como bien dijo Castro, forman parte de la increíble historia interna de la Isla. Héroes que el mundo conocerá cuando los muros caigan. Leyendas se contarán por parte de sus familias para que el planeta conozca sus logros. Pero los que "no se adaptaron" a la revolución y contradictoriamente se esforzaron por irse, hoy celebran desde sus humildes chozas o vastas mansiones la caída de un líder amado y odiado, que le dio, pero que también le quitó mucho a Cuba y a su valiente, talentoso y ganador deporte.
¿Cuántos deportistas, cuántas leyendas y cuántas marcas se perdieron en estas décadas de batalla?