Morelia, MÉXICO.- Morelia enseñó una coraza furbolística y anímica, y regresó de una desventaja de dos goles en su serie para imponerse 2-1 (3-3 global) a Toluca y convertirse con el reglamento en la mano en semifinalista del Apertura 2017.
De piedra y ate, Morelia viene de atrás y es semifinalista
Monarcas venció 2-1 a Toluca (3-3 global) y se coló a semifinales reponiéndose de una desventaja de dos goles en la serie y con el reglamento en la mano.
Morelia entró a la Liguilla enrachado y ha enseñado de lo que es capaz. Un conjunto con una confianza a tope y que pasó de luchar hace unos meses por el no descenso a pelear por el título del Apertura 2017.
Y en ese entendido, Roberto Hernández ha sido el hombre clave de todo ello, el técnico afianzó en el arco a Sebastián Sosa, ancló a la defensa, fortaleció el medio campo y consolidó la delantera. Fabricó un conjunto a prueba de misiles y está recibiendo los frutos.
Pero si es rocoso en su espíritu, también también tiene momentos como el dulce de ate de uno de sus muchos motes. Su fútbol, por momentos alcanza cotas futbolísticas de gran nivel.
Si en el partido de ida, Monarcas sufrió una dolorosa lección al caer en los últimos minutos del partido, en la vuelta siguió recibiendo golpes antes de responder.
Bien pronto, a los cinco minutos, Pablo Barrientos puso un servicio medido a Fernando Uribe que bajó el balón con su pierna izquierda, siguió corriendo y definió sin dejar caer el esférico con el pie derecho.
Un golpe directo, de nocaut y de sangrado copioso, pero el Morelia de Hernández tiene la quijada de roca. Se sacudió el polvo y un minuto más tarde, Ángel Sepúlveda centró por derecha y Raúl Ruidíaz remató de cabeza para empatar el partido.
Ese tanto sí fue un golpe de efecto, el de la confianza y el que midió las posibilidades de Monarcas en la serie.
Siguió empujando y enseñando sus hechuras, circulando el esférico y aprovechando los espacios a la ofensiva y cerrándolos a la defensiva.
En ese entendido, Sepúlveda fue clave. A los 15 minutos, tras un rebote, se tiró de chilena y prendió el balón espectacularmente para el 2-1.
Quedó la duda de si el remate fue en fuera de lugar o no, pero la estampa ahí quedó: bella y precisa. Dulce.
Y si el marcador ya no se movió, el juego distó mucho de morirse ahí.
Los Diablos tardaron en reaccionar y de hacerse del esférico. Atacaron con cierto desorden y el peligro en el arco de Sosa fue limitado.
Del otro lado, Ruidíaz, Valdés y Sepúlveda, mientras Toluca se estrellaba una y otra vez con Achilier, Vegas Guzmán, Rodríguez y compañía, ponían la cuota futbolística y hasta artística.
Estuvieron cerca de ampliar el marcador en una bella combinación entre Ruidíaz y Valdés que terminó en los brazos de Luis Manuel García.
Si en la primera mitad el juego fue fluido y con detalles futbolísticos de gran calidad, en la segunda mitad el duelo se entrampó en el mediocampo y ambos equipos fueron avanzando a trompicones.
El necesitado era Toluca, pero la claridad nunca volvió a llegar a sus botines. Ni siquiera el ingreso de Rubens Sambueza significó un revulsivo importante.
Y fue significativo que la oportunidad más clara de los Diablos en el segundo lapso llegara del rebanón de Carlos Rodríguez que por muy poco anida el balón en su arco.
Cuando los últimos cinco minutos arribaron al partido, tiempo en el que le dieron la vuelta los choriceros en el Nemesio Diez en la ida, Morelia una vez más enseñó sus buenas hechuras.
No le pesó el paso ni los minutos ni su pasado reciente. Morelia aguantó rocosamente y se convirtió en semifinalista.