Los sueños a veces pueden convertirse en auténticas pesadillas y el balón no siempre da alegrías, incluso, en ocasiones puede convertirse en un peligroso atractivo.
En el fútbol también: el sufrimiento de los futbolistas mexicanos en Venezuela
Entre la carencia y el sueño roto, Alfonso Nieto, exjugador de Pumas relató los problemas que debió sortear en sus seis meses de estancia con el Carabobo.
Venezuela vive una auténtica crisis humanitaria, de acuerdo a cifras de la ONU son cerca de 2.3 millones de desplazados ante la situación política que atraviesa la nación. Pero a pesar de todo ello, el balón no deja de rodar, sigue contando goles e historias, tal situación la padecieron dos futbolistas mexicanos: Alfonso Nieto y Luz Rodríguez.
Nieto llegó en enero para el Carabobo en la ciudad de Valencia, en Venezuela, luego de no encontrar acomodo en ningún equipo del futbol mexicano. Al surgido de los Pumas de la UNAM no le quedó de otra que aceptar la propuesta, pero la experiencia no fue positiva en lo deportivo y mucho menos en lo económico.
La directiva empezó a darle largas con el sueldo y todo se complicó cuando su esposa embarazada llegó semanas después. Así que las preocupaciones dejaron de pasar por lo futbolístico y se instauraron del lado de la manutención de su familia.
“Yo llegué en enero y hasta marzo recibí mi sueldo. Traía eso en la cabeza, llevé un poco de dinero, pero necesitaba para solventar mis gastos y los de mi esposa. Eso me empezó a pesar porque no cobraba”, sentenció.
Las noticias internacionales se abastecen con la crisis de medicamentos, comida y energía en el país venezolano, Nieto tenía la dicha de jugar para un equipo de fútbol ; sin embargo, también llegaba a sufrir algunas carencias.
“Sí es complicado conseguir medicamentos, a veces hasta pañales. Angie (la enfermera venezolana que se volvió la ‘tía’ de su bebé) nos decía que antes el país era diferente, que había bastantes cosas. Gracias a Dios a mi hijo no le dio ninguna enfermedad", destacó.
Aunque de requerir algo especial: “Había que ir a Colombia, inclusive necesité lo de la fórmula. Un jugador que era colombiano nos las trajo, nos dio las fórmulas que necesitamos porque ahí (en Venezuela) no las conseguimos”, destacó.
Ante tal problemática, Alfonso decide, de común acuerdo con el Carabobo, rescindir su contrato pese a que todavía le quedaban seis meses. Su hijo nació el 14 de mayo, el torneo terminó una semana después, parecía que todo el suplicio había terminado. Pero en realidad fue el comienzo de un infierno al que ni él ni su esposa le veían fin.
“Hubo cosas extracancha que no me parecieron, no las había vivido, no había pasado por eso y que al final me costó bastante, ya no jugaba futbol con el amor de siempre, iba a entrenar y con la cabeza en otro lado. El problema fue cuando nace mi bebé, terminé mi contrato y empezó nuestra aventura, sacar su pasaporte para poder salir del país”, afirmó consternado.