Equipos malditos IV: La ambición del América de Cali
Los "Diablos Rojos" conjuraron su maldición a nivel nacional, pero la llevaron al continente y ahí permanece vigente
El América de Cali es el tercer equipo más ganador del futbol colombiano con 13 campeonatos, sólo detrás del Atlético Nacional (15) y Millonarios (14). Ha llegado a cuatro Finales de Copa Libertadores.
Sin embargo, el inicio de su historia y su actualidad poco corresponden a lo brillante de una época altamente competitiva, llena de gloria, a la que sólo le faltó la cereza del pastel.
Fundado en 1927, el club tardó medio siglo en ganar su primer título nacional, aunque con mayor justicia, diremos que fueron 31 años desde la llegada del profesionalismo al balompié cafetalero.
La maldición de los Diablos Rojos ocurre por medio de uno de sus miembros fundadores, Benjamín Urrea, apodado “Garabato”, quien se opuso a que el equipo se profesionalizara después de una prolífica era en el amateurismo. Hay diversas teorías sobre cómo se fincó la maldición, pero el propio “Garabato”, en una entrevista a finales de 1979, confesó la siguiente anécdota:
“Cuando me sacaron a patadas, luego de haber servido tanto al equipo, me fui a una cantina que llamaban ‘El Hoyo’, ubicada en la carrera 3a con calle 17 y en medio de mujeres de vida alegre, me puse a tomar trago y procedí a coger una botella de aguardiente, la apreté y la llevé en las manos hasta la parte final de la espalda y uno a uno maldije a los jugadores y directivos del América. La maldición cayó sobre el equipo, porque nunca jamás pudo ser campeón.”
En realidad, esta entrevista se publicó en el diario El Colombiano cuatro días después de la consecución del primer campeonato nacional del América, pero meses atrás, el “Garabato” y los miembros de la junta directiva hicieron una misa en el estadio Pascual Guerrero, donde se firmó un documento mediante el cual se declaraba un equipo renovado y se le ponía fin a la maldición.
Pero no, ese no fue el fin, porque su ambición pudo más.
Al año siguiente, el periodista Rafael Medina y el cantante Antonio del Vilar hicieron otro rito para exorcizar la maldición en el centro del campo del estadio, para ganar la Copa Libertadores y ser no sólo el mejor club de Colombia, sino del continente.
Pero “El Rojo” se ha quedado en la orilla cuatro veces. En la final de 1985, cayeron en penales después de tres partidos ante Argentinos Jrs., pues en el definitivo, en Asunción, Paraguay, Julio César Falcioni se negó a tirar el quinto penal y Antony de Ávila salió al paso, pero falló el cobro definitivo.
Al año siguiente fueron superados por River Plate. Y en 1987 llegó la más dramática de todas sus derrotas: vencieron 2-0 al Peñarol en la ida, en Cali, y cayeron 2-1 en Montevideo. El sistema de competencia contemplaba un partido de desempate en ese escenario, sin tomar en cuenta el marcador global, que sólo servía de “ventaja” para el América para el duelo definitivo, pues un empate en Santiago de Chile les daba la victoria. El marcador no se movió, sino hasta el minuto 120, cuando Diego Aguirre marcó para darle el título a los charrúas.
En 1996 llegaron a su última Final de Libertadores. Vencieron 1-0 a River Plate en la ida, en Colombia, pero en la vuelta, cayeron 2-0 con doblete de Hernán Crespo, incluido un error del portero Óscar Córdoba, un histórico del futbol colombiano.
Para la afición del América la maldición del “Garabato” no terminaba con un título nacional, sino continental, y por tanto, sigue vigente. Y tardará todavía, pues los Diablos Rojos están desde 2012 en la categoría de ascenso del futbol colombiano, lejos de ser aquel equipo que en los años 80 se quedó a diez segundos de ser el más poderoso del continente.