En España, la nota de la semana fue que el Celta de Vigo resultó ser el único de sus clubes que pasó de ronda en la Europa League. Lo hizo a costa del Shakhtar Donetsk de Ucrania, equipo que en condiciones normales hubiera eliminado a los gallegos con la mano en la cintura. Pero el Shakhtar ya no sabe qué es normal.
Este es el club que lleva años jugando fuera de su estadio por culpa de Vladimir Putin
"Hemos perdido nuestras casas, nuestro estadio y nuestros fans”, declaró su capitán tras la despiadada invasión militar rusa.
'Fue el 16 de mayo del 2014. Nos dijeron que huyeramos cuanto antes. No me llevé nada de casa. Nos fuimos en dos carros. Mis camisas siguen colgadas en el clóset. Yo era el único que creía que todo regresaría rápidamente a la normalidad. Les dije a todos que estaríamos de vuelta en menos de seis meses'.
Pero los seis meses fuera de Donetsk pronosticados por el capitán del Shakhtar, el croata Darijo Srna, están ya por alcanzar los cuatro largos años. Y el exilio del Shakhtar que no juega en Shakhtar seguramente durará muchos, muchos años más.
Porque, en aquel ya lejano 2014, Moscú tomó la decisión de intervenir militarmente en Donbass (zona este de Ucrania), cuya capital es Donetsk, con el propósito de ‘salvaguardar a las minorías rusas de la violencia del ejército ucraniano’. Para entonces, la pequeña región ucraniana de Crimea ya se había separado de Ucrania para anexionarse a Rusia y se pensaba que Donbass haría lo mismo.
El asunto es que Donbass es la zona industrial de Ucrania, rica en recursos mineros y energéticos (el dueño del Shakhtar, el billonario Rinat Akhmetov, pagó en el 2007 más de 30 millones de dólares por el mexicano Nery Castillo, el fichaje más caro de la liga ucraniana). Donbass es pues un gran botín para Rusia que Ucrania no está dispuesto a resignar; y por ello hay estado de guerra en Donetsk.
De vuelta al 2009, Akhmetov inauguró uno de los estadios más bellos y modernos de Europa: la Donbass Arena, cuyo costo estratosférico sobrepasó los 400 millones. El flamante estadio del Shakhtar era un escenario adecuado para un club con aspiraciones de ganar la Champions League y además hospedó la Eurocopa 2012.
Sin el Shakhtar (que primero se exilió en Lviv y después en Járkov, ciudades aún controladas por el gobierno ucraniano), la Donbass Arena se ha transformado en un centro de acopio de víveres y ayuda humanitaria para las víctimas del conflicto. Aunque en septiembre de 2014 fue anunciado un cese al fuego por Ucrania, Rusia lo desmintió argumentando que “Rusia no ha invadido Donbass en primer lugar”.
¿Si no es Rusia y tampoco Ucrania, entonces quién controla Donbass? La versión del Kremlin es que hay rebeldes separatistas ucranianos; la versión de Kiev es que estos rebeldes podrán ser ucranianos, pero tienen dinero y armamento ruso.
Así, un club como el Shakhtar, que aspiraba a la Champions codeándose con grandes como el Barcelona o el Chelsea, ha terminado eliminado de buenas a primeras en la Europa League. Y todo debido a un hombre muy poderoso que mueve los hilos tras bambalinas con una mirada fría desde Moscú.