Durante esos años cuando Cesc Fábregas era el niño maravilla del Arsenal, el encargado de cubrirle las espaldas era el espigado y técnico mediocampista africano Alexandre Song. Si el joven catalán era el equivalente del francés Robert Pirés, el camerunés lo era del brasileño Gilberto Silva.
De fichaje bomba del Barcelona a vivir sin un hogar: el drama de Song
El mediocampista camerunés le ha revelado a la prensa inglesa el declive de su carrera futbolística tras ser el mejor compañero de Cesc Fábregas.
Eran temporadas de muchísima presión tras la inauguración del Emirates Stadium. En el vestidor de los “gunners” aún se dejaba sentir el aura de aquel Arsenal de los campeones invencibles del 2004 aunque los encargados de llenar los botines de las leyendas eran apenas un puñado de críos. Fábregas y Song lograron sostener a la escuadra de Arsene Wenger…
Hasta que el FC Barcelona les echó el ojo para su centro del campo.
Primero se fue Cesc y un año después le siguió Alex. En Can Barça se pensó que la doble apuesta rendiría frutos: uno era producto de La Masia mientras el otro poseía un físico idóneo para alternar entre mitad de campo y la zaga sin desentonar en el tema técnico. Sin embargo, nada ocurrió según lo planeado y ambos acabaron marchándose por la puerta de la trastienda.
Se refugiaron de vuelta en la Premier. Uno al Chelsea y el otro a préstamo en el West Ham y ahí comenzó el declive de Song.
A los cameruneses les suele pasar que las crisis futbolísticas en su país les siguen hasta sus clubes. No son como un Messi o un CR7, cuya capacidad de aislar selección de equipo es admirable. Así fue que una serie de problemas en la federación camerunesa cuyo síntoma eran los retiros y los regresos de Samuel Eto’o también le cobraron factura a Song.
A pesar de jugar dos temporadas para los “Hammers”, su ficha no fue adquirida definitivamente por el club londinense, así que él prefirió esperar al término de su contrato con el Barça e irse gratis a Rusia. El primer año con el Rubin Kazan fue aceptable…
Pero en el segundo todo se fue al traste. La directiva prometió conseguirle una residencia particular y, tras seis meses de vivir en un hotel, simplemente fue informado de que viviría en las instalaciones del club:
“Al teléfono le decía a mi familia que todo estaba bien y que era feliz. Pero una vez terminada la llamada permanecía con las luces apagadas quedándome viendo fijamente a la pantalla del ordenador. Desperdicié un año de mi carrera.”
Song le ha confesado al diario Telegraph de Inglaterra que el Rubin le adeudó casi diez millones de euros por salario y que estaba quedándose sin dinero: "tenía que pagar la hipoteca de mi casa en Londres y también a mis trabajadores en Camerún. No sabía qué hacer."
Demandó al Rubin ante la FIFA y logró cobrar.
No obstante, jamás pudo recuperar su fútbol y ahora milita en el FC Sion de Suiza. Con 32 años, sigue siendo joven para el balompié, aunque francamente luce acabado. De aquel joven de piel morena procedente del Arsenal, quien fue anunciado como el gran fichaje del Barcelona en la temporada 2012, casi solamente queda el recuerdo.