BERLÍN, Alemania.- El "kaiser" del fútbol alemán, Franz Beckenbauer, impulsor de la candidatura de Alemania al Mundial 2006 y luego presidente de su comité organizador, negó que estuviese al tanto de una presunta "compra de votos" de la FIFA para que su país se adjudicase el torneo.
"No deslicé a nadie dinero para que comprara votos destinados a la adjudicación del Mundial 2006 a Alemania. Y estoy seguro de que tampoco ningún miembro del comité de la candidatura lo hizo", indicó Beckenbauer, en un comunicado difundido por su oficina.
El desmentido del máximo responsable tanto de la candidatura como de la organización del torneo sigue a los pronunciamientos en esa dirección de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) y otros cargos, activo o ya retirados, relacionados con el Mundial de Alemania.
Estas reacciones se precipitaron tras la bomba informativa lanzada el viernes por el semanario "Der Spiegel" sobre la presunta existencia de una "caja negra" del comité de la candidatura con la que se compraron votos de miembros del comité ejecutivo de la FIFA.
Alemania obtuvo inesperadamente en julio de 2000 la organización del torneo, tras una votación que se saldó con 12 votos para su candidatura frente a 11 para Sudáfrica y una abstención.
El semanario dedica su portada a la cuestión, con el título "El sueño de verano destruido", en alusión a la euforia vivida en el torneo, en que Alemania se presentó al mundo como una gran anfitriona y estandarte del juego limpio.
En sus páginas interiores se afirma que el entonces jefe de Adidas, Robert Louis Dreyfus -fallecido en 2009- contribuyó a esa caja con 10,3 millones de francos suizos -unos 6,7 millones de euros-, de los que no quedó constancia en la contabilidad oficial.
Un año y medio antes de la celebración del Mundial, por circunstancias no aclaradas, Dreyfus reclamó la devolución de ese dinero, lo que logró a través de cuentas relacionadas con la FIFA.
Las informaciones de "Spiegel" comprometían tanto a Beckenbauer, como al actual presidente de la DFB, Wolfgang Niersbach, que según ese medio supo de la caja negra a más tardar en 2005.
Con esa caja negra se pudo comprar, siempre según ese medio, el voto de los cuatro delegados asiáticos de la FIFA, que acabaron decantándose por Alemania.
El representante de Oceanía, Charles Dempsey, se abstuvo inesperadamente, lo que dio ese resultado favorable a Alemania.
El mismo viernes, antes de que "Spiegel" sacudiera al fútbol alemán con un avance de sus contenidos, la DFB había difundido un comunicado informando de "impurezas" en un pago de 6,7 millones de euros a la FIFA, en 2005.
En ese texto, la DFB decía tener "indicios" de que en abril de 2005 el comité organizador del Mundial hizo esa transferencia a la FIFA y que ésta "probablemente no se utilizó para el fin a que estaba destinada".
El comunicado hacía hincapié en que no se han observado "irregularidades" ni indicios de que tratara de comprarse los votos de los delegados de la FIFA para la adjudicación a Alemania del torneo, decisión que se adoptó cinco antes que ese pago.