Un día después de que lo hiciera Michel Platini, Presidente de UEFA, le llegó el turno a Joseph Blatter, Presidente dimitido de la FIFA, de defenderse este martes ante la comisión de apelaciones de la federación internacional por su suspensión de ocho años de toda función en el futbol.
Blatter defiende su caso ante comisión de apelación de FIFA
Llegó el turno de defenderse en contra de la suspensión de ocho años.
Mientras Platini llegó a pie el lunes a la sede de la FIFA e hizo alguna declaración a la veintena de periodistas presentes, "Sepp" Blatter lo hizo con discreción a un edificio en el que reinó durante mucho tiempo.Blatter defiende su caso ante comisión de apelación de FIFA
Fiel a sus viejas costumbres de los tiempos de su presidencia que comenzó en 1998, brutalmente interrumpida, el suizo llegó muy temprano, escondido de las miradas de la prensa, para su declaración, prevista a las 09:00 horas.
Los miembros de la comisión de apelaciones llegaron a la sede en una furgoneta hacia las 08h30, seguidos un cuarto de hora más tarde por Jacques Lambert, que lo hizo en taxi, como testigo de Blatter.
El Presidente del Comité de Organización de la Eurocopa-2016 fue uno de los dos testigos, junto a Ángel María Villar, presidente de la Federación Española y vicepresidente de la UEFA, presentados por Michel Platini en su audición del lunes ante la comisión de apelaciones para probar la existencia de un contrato oral entre Sepp Blatter y él.
Lambert, al frente del comité de organización de la Copa del Mundo de 1998 y actual Presidente del comité de la Eurocopa-2016, es familiar a las instituciones del futbol internacional.
El francés dimitió el año pasado de la cámara de investigación de la comisión de ética de la FIFA (la justicia interna de la instancia). Al estar "dividido entre el deber de reserva y un deber de amistad", había "elegido el deber de amistad" con Platini.
DISTINTOS OBJETIVOS
El presidente de la UEFA, también suspendido 8 años, y Blatter, hasta ahora los personajes más potentes en el planeta fútbol, fueron castigados debido a un pago controvertido de 1,8 millones de euros, sin contrato escrito, del suizo al francés, en 2011 por un trabajo de consejero terminado en 2002.