Los de la FIFA hubieran seguido a sus anchas, dándose vidas de lujo, malversando millones a través de bancos estadounidenses, si el Departamento de Justicia de Estados Unidos no hubiera entrado a escena en 2015.
¿Continuará Donald Trump la labor de Obama persiguiendo a la FIFA?
“Teóricamente la FIFA promueve el fútbol construyendo canchas, pero sus dirigentes usaron su poder para lucrar”, dijo la fiscal de Obama.
En mayo y diciembre de aquel año, la policía suiza realizó una redada en un céntrico hotel de cinco estrellas en Zúrich para capturar a un total de nueve dirigentes corruptos ( todos ya se declararon culpables) a pedido de la justicia estadounidense. La fiscal saliente, Loretta Lynch, les levantaba cargos de fraude, lavado de dinero y asociación delictuosa.
“Hoy le estamos sacando la tarjeta roja a la FIFA por haber salido campeones la Copa del Mundo del Fraude”, declararon los miembros del equipo de investigación, encabezado por Lynch, argumentando que se habían lavado más de 150 millones de billetes verdes usando instituciones financieras en Nueva York y en Miami.
Las revelaciones judiciales del gobierno de los Estados Unidos en la administración de Barack Obama provocaron la caída de Joseph Blatter, quien presidió al organismo futbolístico por 17 años, y de Michel Platini, presidente de la Uefa, la asociación europea de fútbol. Ambos son perseguidos por el gobierno de Suiza que, hasta hace poco, aún no tenía legislación para combatir la corrupción y los sobornos.
Básicamente, el modus operandi de los altos capos de la FIFA consistía en solicitar sobornos de seis y siete cifras por asignar derechos de televisión de Mundiales, Copas América y otros torneos. En este oscuro esquema sus cómplices eran compañías de marketing como la empresa argentina TyC Sports, la empresa brasileña Traffic, o la ya quebrada empresa suiza International Sports & Leisure.
Pese a que el sucesor de Blatter en la presidencia de la FIFA, el también suizo Gianni Infantino, prometió limpiar a la FIFA de la mancha de los sobornos, el organismo ha vuelto a las andadas anunciando la expansión de la Copa del Mundo a 48 selecciones bajo el argumento de incrementar sus ganancias.
Siendo realistas, sólo las investigaciones de gobiernos como el de Estados Unidos, o la Unión Europea, pueden frenar las peores prácticas evidenciadas por el así llamado FIFAGate. Sin embargo, el cambio de administración en Washington trae incertidumbre sobre si el presidente Trump continuará la labor de la administración Obama.
El senador republicano Jeff Sessions reemplazará a Lynch en el Departamento de Justicia el viernes próximo cuando Trump rinda su juramento solemne. La todavía fiscal confía en que su sucesor continuará la persecución de la corrupción en la FIFA.
“Este caso ejemplifica el porqué de que la corrupción sea tan corrosiva en la sociedad”, confesó Lynch.