No hay palabras ni expresiones que describan lo ocurrido al Chelsea del italiano Maurizio Sarri ante el Mánchester City de Josep Guardiola.
Golpe de estado de Kepa contra Sarri; Chelsea se autodestruye ante el City en la Final de la Carabao Cup
La escuadra de Stamford Bridge se colapsó en la serie de penales tras el increíble episodio de insubordinación entre el portero vasco y el DT italiano.
Fueron 90 minutos de empate a cero marcados por una escuadra 'blue' conservadora y cautelosa, decidida a no volver a ser vapuleada como en el 6-0 por Premier League entre ambos clubes.
El plan táctico de Sarri funcionó, pues el zaguero alemán Antonio Rudiger neutralizó la amenaza del goleador argentino Sergio 'Kun' Agüero. Además, el francés N'Golo Kante tuvo la mejor ocasión al minuto 65 asistido por el belga Eden Hazard.
Sin embargo, con el final del tiempo reglamentario ocurrió la hecatombe.
Faltaban unos minutos para los penales cuando el portero 'blue' Kepa Arrizabalaga sufrió una lesión que requirió la entrada de las asistencias. Sarri mandó a calentar al experimentado guardameta argentino Willy Caballero. El cambio incluso ya estaba mandado con el cuarto oficial que alzaba el letrero electrónico...
Pero Kepa se rebeló, rechazando ser substituído. Aún así, Sarri y su asistente Gianfranco Zola prosiguieron el cambio con Caballero en la línea de medio campo, mientras la televisión británica mostraba a Kepa haciendo corte de manga tras corte de manga.
El rebelde futbolista terminó saliéndose con la suya. El italiano amagó con irse del Estadio de Wembley.
Los disparos penales iniciaron con Arrizabalaga haciéndole guiños a las cámaras, e intentando intimidar a los disparadores del City. Ni con Agüero ni con Sterling funcionó: ambos le mandaron el balón a guardar al fondo de la red para un 4-3 final producto también de los fallos de Jorginho y David Luiz.
Cuando el capitán del City Vincent Kompany alzó la Carabao Cup, los incrédulos fanáticos 'blues' se preguntaban cómo fue que los 80 millones que el Chelsea pagó por Kepa no fueron suficientes para comprar el valor del respeto por su entrenador y sus compañeros de equipo.