Denilson

    Hasta siempre al mito, a la magia, a Dios

    Pelé ha muerto. Un día soñó con ganar un Mundial y ganó tres. Los ingleses le llamaron Dios y los franceses lo coronaron Rey. El mundo entero llora su partida.


    Por:
    Omar Carrillo H..


    Video Descanse en paz | Pelé, de cuna humilde a leyenda del futbol mundial
    Edson Arantes do Nascimento trabajó como bolero, después sus condiciones maravillaron al planeta. Adiós O’Rei.
    4:27 mins

    Ni él mismo, luego de una vida portando el sobrenombre, sabía el significado. Lo único cierto es que en un principio lo odiaba. Tanto incluso que llegó a los golpes en la escuela y lo suspendieron dos días por la riña. Tenía nueve años y aquellos chiquillos en Sao Paulo osaron llamarlo Pelé.

    Pensaba que aquello sonaba feo. Después de todo su nombre, Edson, es armonioso al oído y está inspirado en Thomas Alva Edison un inventor prodigioso que entre otras cosas descubrió la bombilla eléctrica y el fonógrafo. Y en casa le llamaban cariñosamente “Dico”.

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    Algunos años más tarde a Edson Arantes do Nascimento le llamarían de mil maneras distintas, pero siempre ligado a aquel apelativo que, en principio, tanto le disgustó.

    Hoy el mito se ha ido para siempre y el mundo llora a su leyenda.

    El Dios del fútbol

    Los ingleses, en el Sunday Times, escribieron en la portada del día siguiente de la final de México 70: “¿Cómo se deletrea Pelé? D-I-O-S”.

    En el mismo tono, los franceses lo coronaron Rey. Un día de 1966 paró la guerra civil en el Congo y las partes en conflicto disfrutaron de su juego y del Santos, su equipo.

    Tanto era su poder futbolístico que en Colombia, en un duelo amistoso, le expulsaron y el que se fue del campo fue el árbitro ante un público encolerizado que clamaba con furia la permanencia del astro sobre la cancha.

    Hablar de Pelé es hablar de un mito. De la figura, junto a Maradona, más grande y reconocida que ha dado el fútbol.

    Dominaba el juego a ras de pasto, la gambeta, la velocidad, los remates de cabeza, los movimientos a los espacios –los propios y los de los compañeros- y era tan frío para anotar como intuitivo. Era una mezcla de las armas más letales del futbol.

    Como si al poder de un elefante, le hubieran añadido la agilidad de un gueopardo, la gracia de un delfín y la determinación de un feroz león. Era un imparable prodigio de la naturaleza. De marcas y sueños

    ¿Hay alguna lista de marcas de goles, de cualquier tipo, en el que no esté escrito su nombre?

    “Mi padre", explicó alguna vez, “que también era futbolista, hizo en una ocasión cinco goles de cabeza en el mismo partido. Es un récord que nunca pude batir". Pero casi todo lo demás es suyo.

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    Dos ejemplos: es el hombre con el mayor número de goles como futbolista profesional con mil 279 y es el jugador más joven en anotar en una final de Copa del Mundo. Lo hizo en Suecia 58 a la edad de 17 años y 239 días.

    A los 10 años, le hizo una promesa a su papá luego de verle llorar tras la final del Mundial del 50 en la que Brasil cayó ante Uruguay en el Maracaná: “No llores, un día voy a ganar un Mundial para ti”, le dijo. No ganó uno, ganó tres.

    Un lustro más tarde su madre, doña Celeste, no lo quería dejar ir a jugar con el Santos, su equipo insignia. Argumentaba que Edson era muy pequeño.

    La historia del fútbol mundial pudo haber cambiado con aquella determinación maternal, pero para fortuna del balompié no la mantuvo.

    Un par de años después a Vicente Feola, técnico de la Verdeamarelha en 1958, le aconsejaron tras varios exámenes, pruebas mentales y psicológicas que no lo llevara a Suecia 58 por su juventud. No hizo caso aunque el chico tenía 17 años.

    Fue ahí, en tierras europeas, donde el mundo supo de él. Anotó seis goles, uno a Gales en los cuartos de final en su debut, tres en semifinales contra Francia y dos a Suecia en la Final. Su leyenda empezó a emerger como una poderosa erupción de un colosal volcán.

    Ahí mismo, en Suecia, tuvo otro gran sueño y fue fundamental para que con el tiempo se cumpliera.

    “Observé a los jugadores de todos los equipos participantes y únicamente nosotros, los brasileños, teníamos negros. Entonces también soñé que hubiera más negros en el fútbol. Hoy hay negros en todos los equipos del mundo”,mencionó alguna vez.

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    Anotó 12 goles en cuatro distintas Copas del Mundo: Suecia 58, Chile 62, Inglaterra 66 y México 70. Hasta Alemania 2006, a la llegada de Ronaldo que marcó 15, fue el máximo anotador de Brasil en la historia de los Mundiales.

    Por si fuera poco es el único jugador que ha ganado tres títulos del mundo. Al de Suecia y al de México, hay que añadirle el de Chile. Eso sí, estuvo rodeado de prodigios como "Garrincha", “Vavá“, Djalma Santos, “Didí”, Zagallo, Carlos Alberto, Gerzon, Jairzinho, Tostao y Rivelino por citar algunos.

    En Santos también lo ganó todo y hacía el final de su carrera militó en el Cosmos de Nueva York. Se retiró definitivamente en 1977.

    Luego siguió siendo una figura constante en la mercadotecnia futbolística del mundo. Participó, con mayor o menor éxito, en la política de su país y fue embajador de la ONU y de la UNICEF para distintas causas sociales.

    Se casó por tercera vez en julio del 2016 y aunque su nombre sonó insistentemente para ser el encargado de encender el pebetero olímpico en Río 2016 su salud no se lo permitió.

    Edson Arantes do Nascimento fue el mejor amigo del balón. Le llamaron Rey, Dios, Pelé, entre otros muchos otros apelativos.

    Sobre él se han hecho, y se seguirán haciendo, películas, libros, estudios y demás tratando de explicar o detallar lo que ha representado para el fútbol y para la sociedad contemporánea.

    Pero quizá nadie haya hecho una mejor descripción de él que Tarcisio Burgnich, defensa italiano que le marcó en la final de México 70: “Antes del partido me decía, ‘es de carne y hueso, como yo’. Luego comprendí que estaba equivocado”.

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    Descanse en paz.


    Video Pelé fue conocido por muchos nombres, pero siempre identificado
    Edson Arantes do Nascimento dejó un legado que sólo incrementa su leyenda.
    1:39 mins
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