El reconocido escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien ayer hubiera celebrado su cumpleaños número 91, siempre será recordado por obras como ‘Cien años de soledad’, ‘Crónica de una muerte anunciada’ y ‘El amor en los tiempos del cólera’, entre muchas otras. Lo que no todos saben es que el autor también fue seguidor del fútbol, deporte del que se enamoró en 1950.
Homenaje: así fue el día en el que Gabriel García Márquez se hizo hincha del fútbol
El escritor colombiano, que ayer habría cumplido 91 años y que jugó como defensa en sus años de escuela secundaria, relató su experiencia durante una reflexión llamada 'El Juramento'.
‘Gabo’, nacido el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Colombia, dejó geniales obras al mundo de la literatura y el futbol no pasó desapercibido ante su mirada única. La primera y más recordada fue durante un escueto cuento llamado 'El Juramento', donde el colombiano dejó su temor al ridículo para convertirse en hincha del Junior de Barranquilla durante un partido entre este club y el Millonarios disputado el 14 de junio de 1950.
Esto dice el texto de García Márquez:
“Y entonces resolví asistir al estadio. Como era un encuentro más sonado que todos los anteriores, tuve que irme temprano. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado.
El primer instante de lucidez en que caí en la cuenta de que estaba convertido en un hincha intempestivo, fue cuando advertí que durante toda mi vida había tenido algo de que muchas veces me había ufanado y que ayer me estorbaba de una manera inaceptable: el sentido del ridículo.
No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago –públicamente– a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien”, relató el premio nobel de aquella gran experiencia.
Además, junto a sus compañeros del periódico, el colombiano editó en 1950 un semanario llamado ‘Crónica’, una publicación que, aunque en principio buscaba ser de género literario y cultural, llevó en su primera portada la imagen del futbolista brasileño de moda, Heleno de Freitas. Fue tal la acogida que causó esto en los lectores que obligó a Gabo y a sus compañeros y colegas a convertir el semanario en una publicación deportiva.
Es más, en aquellos días, el nobel, que practicó el deporte como defensa en sus años de secundaria en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá en Colombia, invitaba a los jugadores del extinto Sporting de Barranquilla a tomar ron blanco y hablarles de literatura en un lugar llamado Los Almendros.