PARÍS, Francia - El paso del Real Madrid por el Parque de los Príncipes ha dejado un rastro amargo en el París Saint-Germain y ha abierto el debate sobre el estado de forma del sueco Zlatan Ibrahimovic y la ausencia de su hombre más imaginativo, el argentino Javier Pastore.
El primero es el estandarte del club desde que Qatar Sport Investisment (QSI) se hizo con la entidad y decidió inyectarle millones para convertirlo en uno de los mejores del continente.
Pero Ibra atraviesa un momento gris, a sus 34 años, lo que para muchos marca el final de una carrera que ha dado muchas alegrías a la grada parisiense, pero que también ha estado marcada por decepciones.
Porque el sueco ha desaparecido cada vez que el PSG disputaba una cita importante, el mismo esquema que había repetido con anterioridad en la Juventus, el Inter de Milán e, incluso, el Barcelona.
Como el PSG persigue elevar el nivel en Europa, su mala actuación contra el Madrid le dejan en una posición delicada y su condición de titular indiscutible comienza a ser puesta en evidencia.
Ibra llegó al duelo contra el Madrid tras haber marcado un doblete en Bastia, lo que elevaba a 6 el número de dianas en lo que va de temporada.
Con su efectivo prácticamente al completo, París había alimentado la esperanza de ganar a un Real Madrid plagado de bajas.
Pero los blancos tiraron de oficio y la táctica de Rafael Benítez desequilibró el partido del lado de los españoles, que tuvieron más ocasiones y dieron más sensación de peligro.
En medio del marasmo parisiense, Ibra fue la mejor metáfora del naufragio. Apenas tocó el balón y, cuando lo hizo, fue lejos del área de Keylor Navas. Inerte ante la defensa, perdido en la maraña táctica del Madrid.
La grada parisiense parece digerir cada vez peor que el atacante no logre imponer su peso en el equipo cuando el rival es de mayor talla. El atacante de lujo comienza a ser percibido como un estorbo que el equipo no puede permitirse.
Los aficionados no han olvidado a un Ibrahimovic que hace año y medio consideraba a Francia como "un país de mierda" que no se merecía un equipo como el PSG, tras haber perdido un partido liguero.
El sueco consideraba que la constelación de estrellas adquiridas por QSI era demasiado brillante para arrastrarse por los campos de la primera división francesa.
Un argumento que casa poco con su bajo rendimiento en los partidos de mayor alcurnia.
El entrenador, Laurent Blanc, le defendió en la sala de prensa, achacó su bajo rendimiento a su falta de forma tras una lesión y aseguró que su apuesta es motivarle dándole confianza en el campo, frente al cada vez más nutrido coro que piden que pase por el banquillo.
Su sustituto podría ser un Pastore que ofrecería al PSG opciones de las que ahora carece el equipo.
El argentino posee una visión de juego de la que careció el equipo en su duelo contra el Real Madrid. No en vano, su entrada en el terreno a la hora de juego coincidió con la fase de mejor fútbol de los parisienses, el único momento en el que dieron la sensación de poder doblegar a la defensa blanca.
La sustitución de Ibra por Pastore daría una profundidad al fútbol parisiense de la que carece en la actualidad. Más producción ofensiva para alimentar a sus delanteros.
Además, de rebote, devolvería al centro del ataque al uruguayo Edison Cavani, cuya producción anotadora se resiente de forma importante cuando, como ahora, juega echado a una banda.