Juan Román Riquelme

    Juan Román Riquelme, el último gran 10 del futbol

    En el cumpleaños de Riquelme recordamos aquella anécdota en la despedida de Zinedine Zidane.


    Por:
    Raúl Garrido.


    Imagen Instagram Diego Benavides | @diegobenamuz

    En la memoria de todo futbolero, independientemente del equipo al que apoye, está aquella volea de aire que le hizo Zinedine Zidane al Bayer Leverkusen en la final de la Champions League. Zizou era un jugador elegante, con clase, técnica, golpeo y un control de balón excepcional. Un top 10 de todos los tiempos, sin duda.

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    De pequeño, Zinedine Zidane admiraba a Enzo Francescoli, quizá el mejor 10 que ha visto Uruguay en su historia, tanto que uno de sus hijos tiene el nombre del ídolo de River Plate. Y cuando jugaba miraba a otro gran 10 sudamericano: Juan Román Riquelme. Con el ídolo de Boca Juniors coincidió en La Liga, siempre como rivales pero compartiendo el mismo campo.

    Las estrellas se alinearon y los dioses del futbol quisieron que el último partido de clubes de Zinedine Zidane fuera contra el Villarreal de Juan Román Riquelme.

    Tres días antes de aquel partido, Zizou le marcó a Román y le dijo que quería intercambiar camisetas con él al final del encuentro. El 10 del Submarino Amarillo dio un partidazo maravillando al Santiago Bernabéu que había preparado una fiesta para la retirada de Zizou. El juego terminó 3-3 con una gran fiesta. Zidane salió al minuto 88 y el estadio se cayó en ovaciones, cantos, porras y hasta lágrimas, al final del partido esperó a Román en la entrada del túnel para intercambiar camisetas.

    "Acá lo único cierto es que Riquelme es un jugador mágico que con su calidad arruinó mi despedida en el partido en el que igualamos a tres con Villarreal, ese día nos volvió locos a todos es un honor haberme retirado con su camiseta en mis manos", recordó el ahora entrenador del Real Madrid en una entrevista con el diario francés L’Equipe.

    El último gran 10. A Juan Román Riquelme se le conoce como "el último gran 10", ese jugador pensante que se colocaba enfrente de los mediocampistas y detrás de los delanteros, el enganche. Aunque tenía gol y buen tiro de media distancia, lo suyo era asistir con elegancia, rapidez y efectividad.

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    Andrés Iniesta dijo que aprendió mucho de Román cuando compartieron vestidor en el Barça, pese a que no hubo química con Louis Van Gaal y el ahora vicepresidente de Boca Juniors tuvo que emigrar al Villarreal, donde la rompió junto a Diego Forlán.

    Román era un 10 de aquellos. Elegante, rápido, inteligente. Tenía una elegancia como pocos y una capacidad de liderazgo tremenda. Si algo no le parecía lo decía sin pelos en la lengua, porque era directo, siempre iba de frente. Le daba lo mismo enfrentarse con la directiva de Boca que con la del Barça o con el mismísimo Diego Armando Maradona.

    Verlo en la cancha era un deleite. Maravillaba a la gente, a los compañeros, a los rivales, al mundo del futbol. A Yepes le pisó la pelota dos veces y luego le tiró un caño casi de espaldas, pegado a la banda, en pleno Superclásico de Argentina, ante los ojos del mundo desatando el éxtasis en el estadio. Así era Román, el atrevido, el elegante, el último gran 10 que ha visto el futbol.

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