Barcelona

    ¿Quién miente en la salida de Lionel Messi del Barcelona?

    Es quizás la noticia de la década, pero hay cosas a las que no se les presta la atención debida.


    Por:
    Fernando Vázquez.

    Joan Laporta y Lionel Messi

    Joan Laporta y Lionel Messi
    Tenía una manera de hablar que más bien le servía para ocultar que para decir.

    Gabriel García Márquez en Crónica de una muerte anunciada.

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    Lionel Messi se va del Barcelona, seis palabras que conforman una frase poderosa, demoledora, una que bien podría ser la noticia del siglo y que pareciera que no se le ha dado la justa dimensión, probablemente por las secuelas que dejó en la salud anímica de propios y extraños toparse de frente con un hecho de tal envergadura.

    Cierto es que, algún día, el brutal golpe que esto significa poco a poco desaparecerá, se acabará el shock y se volverá a la lucidez para analizar qué es lo que ha ocurrido, que no es algo menor, aunque el monstruo aplastante que significó la salida ha impedido que salga a la luz la inquietante pregunta de qué es lo que ha sucedido en realidad: ¿quién es el o los culpables? ¿Al menos quiénes los responsables? ¿Qué se pudo hacer? ¿Se ha dicho toda la verdad? Por partes.

    -Cronología de una ¿muerte anunciada?

    Joan Laporta, presidente del Club Barcelona y Lionel Messi hablaron el viernes y domingo respectivamente a dar su versión, que no necesariamente está contrapunteada, pero a la ausencia de una luz que en verdad esclarezca todo, da a muchas interpretaciones que son dañinas para ambas partes. Sin rodeos y directo al grano: la impresión que dejan ambas posturas es que la 'Pulga' se va debido a que el conjunto catalán NO hizo lo necesario ni agotó las últimas instancias para lograr la permanencia de su gran figura.

    Después del infame, raquítico y desolador comunicado del jueves, los dedos señalaron a Laporta quien al día siguiente, empujó las manos para apuntar a Javier Tebas, presidente de LaLiga y a Josep Bartomeu, su antecesor. Al primero por ser inflexible en cuanto a las prohibiciones salariales que "obligan" a la salida de Messi y por presionar a firmar un acuerdo que, en efecto, comprometería el futuro del club a cambio de retener al astro argentino (razón no le falta a Laporta), al segundo por la precaria situación financiera en la que dejó el club (también la razón le asiste).

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    ¿Había forma que, ante este panorama, el Barcelona retuviera a su mayor jugador? ¿Al más grande de una institución que vio vestir su playera a Maradona, Kubala, Cruyff, Ronaldo o Rondaldinho? El discurso de Laporta giró en torno a un rotundo NO, pero hay algo que, sencillamente, no cuadra.

    Versiones periodísticas van y vienen pero la gran mayoría enumera algunos de los hechos que en verdad ocurrieron: Messi y Laporta habían acordado ya un trato antes del viaje del argentino a la Copa América y sus posteriores vacaciones. Con el regreso de la 'Pulga' a Europa, se dio el brutal golpe y nadie supo explicar cosa alguna y aquí surge la primera pregunta concreta: ¿qué hizo Laporta en todas esas semanas en las que tenía un contrato arreglado y LaLiga lo rechazó? Suponiendo que en verdad había que hacer cuanto fuera necesario para que Messi siguiera como blaugrana: ¿por qué no se hizo un contrato en esas semanas lo suficientemente bueno como para convencer a LaLiga y su fair play financiero?

    Estas preguntas son, en realidad, las más importantes y a las que casi nadie presta atención ante la incredulidad que significa la marcha de Messi de la ciudad condal. Laporta clama la elaboración de dos contratos, mismos que rechazó el "villano" de Tebas quien está ahí para hacer cumplir la ley (inflexible, sí, solo el tiempo dirá si su inflexibilidad arruina por completo el negocio que representa su competición). Lo cierto es que, legalmente, hay mil y un formas de darle la vuelta a un tope de masa salarial: contrato a un año con renovación automática y salario simbólico (tiempo suficiente para poner en orden las finanzas), contrato de difusión, préstamo o ventas de jugadores que no entraban en planes (Barcelona no iba a sacar millonadas de elementos como Griezmann o Dembélé, esos son ya cartuchos perdidos para siempre, pase lo que pase); ninguna de estas opciones fue del todo explorada, quizás solo la última, pero superficialmente.

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    ¿Acaso Laporta hizo los contratos ya mencionados sabedor de que LaLiga los iba a rechazar? No hay elementos para afirmarlo ni condenarlo por esto pero, si en verdad montó ese 'teatro', el abogado quien cumple su segundo periodo al frente del Barça sería, cuando menos, comparable a su antecesor, el 'innombrable' Bartomeu y se habrá convertido en lo que juró destruir.

    -Alguien miente en el caso Messi... o todos

    Si hay algo que desconcertó en el discurso de Laporta es su dualidad: en una mano, un palo a LaLiga y, en la otra, un guiño al justificar que el fair play financiero es algo entendible. Pero si Laporta sacó de quicio, lo de Lionel no hizo más que generar más dudas. Casi entre lágrimas, la 'Pulga' lanzó dos dardos: uno al mencionar que por parte de él, hizo todo lo posible por quedarse y, por el otro, dejar en claro que, desde el acuerdo al que llegó con Laporta, que significaba una rebaja del 50% de su salario, no se le pidió rebajarse más el sueldo.

    “Yo había baja un 50% mi ficha, habíamos rebajado el contrato. No se me pidió nada más. Siempre fui de cara con el socio, con el aficionado culé. Siempre fui transparente. Hay cosas que se dicen que no son verdades”: una de las últimas declaraciones de Lionel en su despedida y que invita a pensar que el dardo estaba ya cantado. Es un hecho: Barcelona no hizo lo que pudo, solo lo mínimo necesario para librar el linchamiento público.

    Si el viernes, Laporta decía que se ofreció un contrato de salario simbólico a Messi y que rechazó, fin de la historia, la especulación se reduce a cero y este mismo artículo no existiría. El argentino también está en su derecho a exigir salario, aunque es cierto que él también pudo hacer más, como ofrecer públicamente percibir un salario simbólico arriba mencionado, posiblemente jugar "gratis" para el club de sus amores, hecho que hubiera acarreado el cambio automático de nombre del Camp Nou al de Lionel Messi; quizás sí se trató la idea, pero por ambas partes se acordó poner a Tebas como el villano favorito de esta historia.

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    Bartomeu, Tebas, Laporta y Messi son culpables a la vez, al menos responsables, la suma de varios factores: esa es la moraleja en este drama que deja damnificados a miles de socios y millones de seguidores blaugranas que merecían, al menos, santo y seña de lo que ocurrió (hasta con cifras) y, en lugar de eso, existe solo un mar de especulaciones y versiones periodísticas. Alguna de las partes miente, o todas incluso, pero la rabia, la tristeza y la impotencia impide que muchos duerman tranquilamente ante este hecho, presos anímicamente. Solo la verdad os hará libres.

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