Y llegó el día en esta tamporada en donde el Atlético de Madrid usó la cabeza... metafórica y literalmente. Tres jugadas prácitamente calcas fueron suficientes para que los rojiblancos tuvieran al menos el primer motivo de verdadero festejo dentro de la presente campaña en LaLiga.
Atlético quita el invicto al Real Madrid y deja al Barcelona líder en LaLiga
Tres goles de cabeza acabaron por quitar el invicto al conjunto merengue en un derbi cargado totalmente rojiblanco.
La escuadra colchonera derrotó por 3-1 al Real Madrid en un Derbi madrileño que llegó muy temprano en la temporada, quizás demasiado pronto al menos para los blancos, quienes se quedaron con la cabeza bajo el pasto ante una de las mejores actuaciones del Atlético en los últimos tiempos y, de paso, dejar líder al Barcelona del certamen liguero.
Los de Diego Simeone llegaron al Cívitas Metropolitano con algo de frustración acumulada, quizás demasiada, no solo por su historial contra el conjunto vecino, también por un inicio incierto de la campaña, lejos de las épocas de mayores glorias en el conjunto colchonero y, por ello, parecía como si desde un inicio, el Atlético buscara tener algo para festejar lo más pronto posible.
Casi sin respirar, los merengues veían una avalancha rojiblanca que los agobiaba desde un inicio y el premio al esfuerzo del Atlético llegó muy temprano, a los 4' específicamente, con el primer cabezazo de la tarde de Álvaro Morata, viejo conocido para el Real Madrid en batallas a su favor y en su contra.
El agobio de los locales continuó y redituó también en otra jugada bien planeada que exhibió algunas falencias en el escalonamiento del cuadro bajo del Real Madrid y con el segundo cabezazo de la tarde, ahora vía de Antoine Griezmann, similar al primer tanto de hecho, aunque ahora a los 18'.
Un viejo elemento redituable de siempre parecía poner orden para los dirigidos por Carlo Ancelotti cuando en uno de los pocos respiros que dio el Atlético, el alemán se hizo espacio desde fuera del área para poner un tiro colocado y batir al portero Oblak a los 35'. Un gol que no solo acortaba distancias en el marcador, también empezaba a aparecer a los fantasmas de casi siempre entre estas dos escuadras y que quitan ríos de sueño a los de Diego Simeone.
El empate se respiró prácticamente en el resto del primer tiempo, con un descanso balsámico que llegó de forma mucho más oportuna para los colchoneros que para los merengues y, tal y como si se tratara de una repetición del primer tanto, Morata volvió a madrugar con un cabezazo frente al marco para volver a hacer estallar al Cívitas Metropolitano y recuperar la distancia, además de da un soplido que alejaba a todos los fantasmas.
Uno uscó la cabeza... el otro la ocultó. El Derbi de Madrid quizás llegó muy temprano en LaLiga, pero vaya que dejó muchas conclusiones en ambos bandos.