Fue un cierre agónico, vertiginoso, en el que el criticado Ousmane Dembélé le dio el empate (1-1) al Barcelona en la cancha del Atlético de Madrid, resultado que beneficia de forma directa al Sevilla, que en caso de ganar este domingo, se convertiría en el nuevo líder de La Liga.
Barcelona le arranca el empate al Atlético, ambos le dejan la posibilidad del liderato al Sevilla
Diego Costa había puesto adelante a los colchoneros, mientras que Dembélé logró la igualada sobre los resquicios del cotejo.
Son ya tantos enfrentamientos entre el Atlético y el Barcelona que nadie se fía de nadie. Todo está dentro de una planificación muy medida. La puesta en escena ya no supone sorpresas, la confrontación de estilos tampoco: la posesión fue para el bloque azulgrana, indiscutible al principio, menos en cuanto pasaron los minutos.
Nada nuevo en un duelo que partió desde lo previsible, también muy medido desde la táctica, contenido desde los riesgos, fijado cada mínimo detalle, pero igualmente con la intensidad que exige un combate por la cima.
Todo dentro de esa calma tensa del que sabe que cualquier acción, cualquier error, de un lado o de otro puede marcar la diferencia; primero al ritmo que propuso el Barcelona desde el balón. Provocó un rato el paso atrás del Atlético, armado en torno a Oblak; rondó más que generó ocasiones, asustó alguna vez cuando Messi agarró la pelota... hasta que su rival recompuso su estructura en el medio.
Ni en todo el primer tiempo ni en casi todo el segundo. El Barcelona tenía el balón, pero no golpeaba, ni siquiera irrumpía en los últimos metros, frenado por la firmeza local; el Atlético quería contraatacar, pero tampoco podía, a la espera en su campo de la oportunidad para desplegar la destreza ofensiva que mejor maneja.
Nadie había asumido aún esa responsabilidad con la determinación exigida. Ni el Atlético ni el Barcelona. Ni Griezmann ni Diego Costa ni Lemar, especialmente gris, en el conjunto rojiblanco, ni Messi, salvo alguna ráfaga, ni Luis Suárez, inadvertido, en el bloque azulgrana. Ningún jugador había tirado aún entre los tres palos.
Y, entre una sucesión de faltas del Barcelona, un penalti reclamado por el Atlético que el VAR entendió no sancionable, el balón parado dio ventaja al equipo rojiblanco. Botó un saque de esquina perfecto Griezmann, lo remató en el segundo palo Diego Costa, con la determinación que no había tenido nadie hasta entonces, en el minuto 80. La misma que tuvo Dembélé, el recurso de última hora de Valverde, para aprovechar un pase filtrado de Messi y salvar un punto para el Barcelona.