Luego de la ya tradicional goleada en liga sobre el Real Madrid, y la sufrida victoria en la Copa del Rey ante el Cultural Leonesa, el Barcelona extrañó a Lionel Messi en la cancha del Estadio Teresa Rivero ante el Rayo Vallecano, pero concretó la remontada gracias a Luis Suárez.
Un doblete de Luis Suárez evita la sorpresa del Rayo Vallecano en La Liga
Cuando se creía que los culés extrañarían a Messi en la jornada 11, Luis Suárez y Dembélé armaron la remontada en patio ajeno y se mantiene líderes del torneo.
Los blaugranas arrancaron controlando las acciones del partido, como era de esperarse, con un gol del 'Pistolero' a los 11 minutos. Tras un cambio de juego tremendo para Jordi Alba, éste desbordó por la banda izquierda y simplemente sirvió al uruguayo para que empujara el balón.
Hasta este punto, el encuentro lucía condicionado al resultado de siempre: una victoria más para Valverde y compañía.
Sin embargo, a 10 minutos del descanso, José Ángel Pozo encontró un balón suelto en la media luna culé, se acomdó a su derecha con todo el tiempo del mundo, y sacó un remate colocado al poste más lejano de Marc-André ter Stegen. El primer tiempo terminaba 1-1 y con los ánimos del lado local.
No habían transcurrido ni 10 minutos de la segunda parte, cuando el Rayo pegó de nuevo via Álvaro García al 56', tras un rebote proveniente del poste cerca de Ter Stegen, y el Teresa Rivero soñaba con la remontada y la victoria.
Durante gran parte del complemento, el Rayo lució más cerca del tercer gol que el Barcelona del empate. Pero tendría que llegar la suerte del grande que aunque juega mal encuentra la forma de revertir la narrativa del partido.
Osuma Dembélé, al 87', encontraba el 2-2 al golpear de botepronto un rebote en el área local, y todo comenzaba a cobrar sentido. Los culés irían por la remontada y así fue al 90': Luis Suárez entraba solo por la banda izquierda para cerrar la pinza y mandar a guardar el 3-2.
Hasta jugando mal, y sin Messi, el Barcelona sacó el resultado de último minuto ante un Rayo Vallecano que mereció más. Hasta cuándo entenderemos que el fútbol no premia al que más merece, sino al que mete los goles.