Tres paradas de Jan Oblak y un golazo de Antoine Griezmann de tiro libre, lideraron otro triunfo de 2-0 del Atlético de Madrid frente al Celta de Vigo, en partido en el que Néstor Araujo jugó durante todo elñ partido, aunque nada pudo hacer en ninguno de los goles colchoneros, por lo que están a sólo dos puntos de meterse a los puestos de descenso.
Una gran noche de Griezmann acerca a Néstor Araujo y al Celta a los puestos de descenso
El defensa mexicano disputó todo el partido, mientras que el ariete francés hizo un golazo de tiro libre y puso una asistencia para el triunfo colchonero.
No hay Liga desde hace una semana, por mucho que el Barcelona perdiera dos puntos en Huesca unas horas antes, pero sí hay segundo puesto para el Atlético, que insiste en una posición que, conforme ha avanzado la era Simeone, no sabe a mucho, porque las pretensiones son las máximas, pero que no hace mucho era un éxito incuestionable.
En eso está el conjunto rojiblanco, mientras recae en el número de bajas -seis este sábado- y mientras divisa el siguiente proyecto, en el que hay dos piezas esenciales, que necesita sí o sí y cuyo valor es incalculable: el portero Jan Oblak y el delantero Antoine Griezmann. El primero sostuvo el 0-0 y desató el triunfo que inició el segundo, con un potente y fenomenal lanzamiento de falta directa.
Todo empezó en el guardameta, con una doble parada descomunal que levantó al público. En el minuto 18, cuando un activo Atlético había amagado unas cuantas veces sobre la portería rival, el Celta planteó su primer ataque. Al contragolpe. Al primer remate, de Maxi Gómez, Oblak surgió con una mano magnífica; al segundo, de media chilena, voló para transformar en tiro de esquina una acción que era gol o gol.
Aún exigió otra, cuando se lanzó a ras de suelo al buen derechazo conectado por Boufal, incrédulo de nuevo ante la respuesta del portero, que encima convierte en un asunto rutinario, bote incluido, una estirada compleja. Por sus paradas, el partido siguió 0-0... hasta otra aparición determinante de Griezmann, que golpeó con un zurdazo de falta directa al borde del descanso (1-0).
No sólo eso, sino que el internacional francés, a plena actividad durante todo el choque, protagonizó las mejores ocasiones y los mejores detalles técnicos del partido. Jugó e hizo jugar a su equipo, combinó bien con Vitolo, corrió, desbordó... Además, dio la asistencia del 2-0, marcado por Morata a cuarto de hora del final, cuando el pase le dejó solo ante el portero. Le regateó y le batió.
Aún con la baja este sábado por sanción de Iago Aspas, una merma de una dimensión tan grande como incuestionable para el equipo celeste, 'renacido' desde la recuperación del atacante, su primer tiempo tuvo lo que cualquier conjunto que visita el campo rojiblanco firmaría de antemano: tres ocasiones en el primer tiempo, muy pocas oportunidades en contra o ningún contragolpe rival... hasta el 1-0.
Ya no le dio al Celta para recomponer el marcador. Se acercó algo, pero no remató nada. Ya lo había hecho en la primera parte, cuando Oblak fue el principio del fin para sus aspiraciones en el estadio Wanda Metropolitano. El resto lo hizo el gol de Griezmann. La misma fórmula, los mismos protagonistas y el mismo ganador: el Atlético. Morata cerró la victoria con el 2-0.