Rayados lo volvió a hacer y Tigres quedó a deber… de nuevo en el plano internacional. Bien dicen que la venganza es un plato que se come frío. Para este platillo que devoró Monterrey pasó año y medio y fue en un nivel superior, una final de Concacaf.
¡Rayaron la Concacaf! Monterrey consumó la venganza sobre Tigres a nivel internacional
Rayados consiguió su cuarta corona de la Concacaf y representará a México en el Mundial de Clubes.
Un gran Monterrey, alejado de esos ‘fantasmas’ y mucho más cercano a lo que llegó a ser a principios de la década, conservó la ventaja global después de empatar 1-1 con Tigres para ensanchar el global y no dejar duda de la diferencia que existió en la serie.
Para resaltar el nivel de Rodolfo Gilbert Pizarro. Los millones que pagó Rayados por él por fin encuentran rédito y qué rédito pues sumó su tercer título de Concacaf con un equipo distinto y hoy parece no tener competencia alguna en la posición, ni en la Liga MX ni en el Tri.
Pi zarro consiguió el penal con un quiebre que le rompió la cintura a Rodríguez y que Nico Sánchez convirtió para meterse entre los máximos goleadores en la historia del clásico regio.
La necesidad de Tigres por ganar no se vio ni desde la banca ni desde la cancha.
Más allá del estado físico de André-Pierre Gignac, el francés parecía un imprescindible en los felinos cuando su historia dicta que a nivel internacional simplemente no existen.
‘Tuca’ Ferretti decidió guardarse a su mejor hombre y ni Edu Vargas ni Enner Valencia fueron material para incomodar a la defensa de Rayados que tuvo un primer tiempo de anécdota. Más aún cuando Jürgen Damm volvió a ser intrascendente desde la banda.
Llegó el gol y Tigres no tuvo reacción alguna. A tumbos llegó al área rival pero con poca claridad y mucha menos profundidad.
El festín de Rodolfo Gilbert continúo. El volante mexicano está convertido en un espectacular jugador. Dribla, encara, asiste bien, le pone pausa al partido y es el eje sobre el que gira el fútbol ofensivo de Rayados.
Ferretti apretó entonces el botón de emergencia. Gignac y Aquino a la cancha para un segundo tiempo en el que se jugaba todo.
Llegó entonces el primer aviso del galo. Un enorme remate de cabeza, a contrapié de Barovero, pero el ‘Trapito’ hizo la atajada del título.
El portero de Rayados se lanzó desde su posición, se estiró cual largo es sacó una pelota de forma impresionante ante el alarido de la afición. No, Gignac, a Barovero no le anotas ni con el arco abierto, aunque el galo tendría la última palabra.
Funes Mori quiso aprovechar un error en la salida de Tigres, intentó clarear a un muy adelantado Nahuel y el balón se estrelló en el poste, luego en el rebote Gallardo la puso en la tribuna.
Las que perdonó Monterrey, la convirtió el francés. A falta de seis minutos para el final, André-Pierre se levantó en el área y marcó un golazo de media ‘tijera’ que por fin rompió la racha sobre Barovero.
El partido entonces se llenó de nervio puro. El estadio pasó de fiesta a total tensión que incluyó un connato de bronca entre un miembro del cuerpo técnico de Rayados, que intentó esconder los balones, y los jugadores de Tigres que querían arrebatárselos.
Tigres no pudo emparejar con el impulso final y Rayados por fin se curó un poco la herida que hace año y medio había golpeado su historia.