Un decepcionante empate sin goles con el Qarabag disparó este miércoles las dudas del Atlético de Madrid en la Liga de Campeones, incapaz de doblegar a un rival menor en Europa, con sólo dos puntos en tres jornadas y con la clasificación para los octavos de final más que comprometida.
El Atlético de Madrid se atragantó con el Qarabag
El cuadro de Diego Simeone no pasó del empate sin goles en Azerbaiyán en duelo correspondiente al Grupo C de la Champions League.
Todo dentro de su frustrante partido en Baku, en el que le faltó pegada en ciertos momentos, como el tramo final del primer tiempo, pero en el que, en líneas generales, completó un encuentro horrible, muy por debajo del nivel que tiene el conjunto rojiblanco, incluso contra diez desde el minuto 74, cuando el árbitro entendió como simulación de Ndlovu un penalti cometido por Diego Godín.
El Atlético funcionó al ralentí. Quizá condicionado por la presión, quizá porque el equipo no está tan bien como recalca su técnico, el argentino Diego Simeone, o quizá porque cada encuentro tiene más dificultades de las aparentes, sus altibajos fueron evidentes, también sus imprecisiones, demasiadas para este bloque.
Casi siempre durante los 90 minutos, la primera media hora una transición insustancial hacia el terreno del Qarabag, un equipo que está en la Champions pero del que aún le separa una distancia abismal del nivel del torneo, por mucho que intente mover el balón o salir a la contra. Ahí terminan sus embestidas. Le falta talento.