No habían pasado ni 25 minutos de partido aquellla soleada tarde del 24 de marzo de 1996. El Estadio Universitario de los Tigres era el centro de un inusual Clásico Regio en el que los dos equipos de Monterrey, muy venidos a menos en aquellos años, se disputaban algo más que el cierre de jornada y un eventual pase a la Liguilla.
A 24 años del descenso de Tigres por culpa de Rayados
El 24 de marzo de 1996, los goles de Sergio Verdirame y Luis Miguel Salvador condenaron al descenso de Tigres en un Clásico ante Monterrey.
Primero fue Sergio Verdirame y luego Luis Miguel Salvador quienes vencieron a Robert Dante Siboldi para encaminar una remontada que había empezado con Tigres al frente del marcador gracias a una anotación de Omar Arellano, padre del actual futbolista de Gallos Blancos del Querétaro. Todo hubiera sido una anécdota normal llena de burlas y de bromas en la ciudad, de no ser porque aquella derrota estaba mandando a los felinos al Ascenso MX o la entonces Primera A.
Tigres tenía un equipazo, y venía de cerrar una temporada bastante decente en la que, pese a perder en esa última fecha, lograría meterse al menos al repechaje y aspirar al título.
Los felinos habían abierto la cartera y tenían entre sus filas a futbolistas como Marco Antonio 'Chima' Ruiz, Martín Félix Ubaldi, Javier 'Pastor' Lozano o Sergio Almaguer, entre otros, todos ellos dirigidos por Víctor Manuel Vucetich, a posteriori, ícono contemporáneo de Rayados.
Sin embargo y pese a la buena temporada de los Tigres, el porcentaje de campeonatos anteriores tenía condenado al equipo. Solo el cruel destino los podría poner en peor situación al ser los Rayados de Jesús Arellano, Rubén Ruiz Díaz, José Antonio Noriega y Sergio Verdirame, los causantes de una histórica derrota que los mandó a segunda.
Primero fue un gran centro de Raúl Aredes para que Sergio Verdirame lograra cruzar a Robert Dante Siboldi y pusiera con un auténtico golazo el 1-1 temporal; dos minutos después, el entonces goleador de Rayados, Luis Miguel Salvador, recibió una pelota de Ramón Morales y a la media vuelta sacó un disparo bombeado, un tanto chorreado, para batir al portero uruguayo, hoy técnico del Cruz Azul.
Al final del encuentro, el propio Robert Dante Siboldi lloraba en su arco mientras los jugadores de Tigres quedaban derrumbados en distintas partes del Universitario.
Los Tigres podían evitar el descenso gracias a una laguna que posteriormente erradicaría la Liga pues, al entrar en zona de reclasificación, si lograban el título, se les permitiría quedarse en Primera. En el repechaje eliminarían al León, pero en cuartos de final se encontrarían con el líder de la competencia, y a posteriori campeón del torneo, los Rayos del Necaxa, quienes borraron cualquier posibilidad de los felinos para quedarse en el máximo circuito.
Los años llevarían a ambos clubes de Monterrey a convertirse en grandes animadores del torneo mexicano, y no solo grises competidores como lo eran a mediados de los 90. Y el mismo tiempo le tendría a los Tigres una revancha que opacara aquel imborrable momento.