En México siempre se ha diferenciado la temporada regular de la liguilla; si bien una te lleva a la otra, se sabe perfectamente que son dos torneos completamente diferentes.
América y el ‘no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar’
Las Águilas tuvieron un extraordinario inicio de torneo, sin embargo, poco a poco se han ido cayendo. Preocupa su nivel de cara a la liguilla.
Bien lo dice José Alfredo Jiménez en ‘El Rey’, “también me dijo un arriero que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”. Y es que para tener más posibilidades de ser campeón, lo mejor es llegar embalado en el tramo final del campeonato y no arrancar con todo el mismo.
Al América le está pasando justo eso. Inicio el Clausura 2018 con un extraordinario nivel de juego, arrolladores en lo ofensivo y cosechando los puntos necesarios para posicionarse rápido en los primeros lugares del torneo.
Pero con el paso de las jornadas, el América se cayó en un bache. Fue perdiendo terreno en la tabla general, dejó de hacer goles y su nivel bajó. Hoy, la inercia de resultados le dio una prematura calificación, pero el equipo hasta esta fecha 16 suma tres partidos seguidos sin ganar.
Las Águilas no llegan bien a la liguilla. Distintas versiones hablan de una ruptura al interior del equipo mientras otros señalan que los líderes del vestuario pidieron unión y un extra para el resto de los jugadores.
Extrañamente, a un equipo de Miguel Herrera lo que le suele doler es la defensiva y no la ofensiva. Hoy en este América sucede todo lo contrario; su defensiva es sólida y genera más confianza que su ataque. Oribe Peralta vive uno de sus peores torneos como profesional y atraviesa una larga racha sin anotar.
Peor aún, América no tiene un 9 fijo, un killer. Y eso se sabía perfectamente desde antes que arrancara el torneo. En lugar de apostar por esa posición que complementaría a Oribe, optaron por la contratación de Jérémy Ménez, un futbolista que no es delantero y que para mala suerte ha estado lesionado en las últimas semanas.
Al América le urge cerrar filas. Necesita como el agua que Oribe Peralta recupere el olfato goleador, que el equipo se discipline y se reenganche. Santos Laguna, en la última jornada, es una extraordinaria prueba para las Águilas al ser un club aspirante a liguilla.
Jugar frente a América siempre es incómodo y difícil. Miguel Herrera tiene poco tiempo si quiere quedarse como un equipo que trasciende en liguilla o uno que solo tuvo un buen torneo regular.