André-Pierre Gignac, quien anunció la renovación de su contrato con Tigres, asegura que jamás ha faltado al respeto a una autoridad dentro de la cancha como jugador de los felinos, pero confiesa que su nivel de exigencia y pasión se ha llegado a confundir con prepotencia en la Liga MX.
Gignac confiesa que jamás ha insultado a un árbitro en México
El delantero de Tigres pide no confundir su gran exigencia y pasión con faltas de respeto.
En entrevista con TUDN, el histórico delantero del futbol mexicano y de los universitarios habló de su personalidad y lo que busca inculcar a las generaciones más jóvenes con las que ha tenido oportunidad de convivir dentro y fuera de la cancha.
"Ya lo he dicho, entre jugadores sabes cómo es, pero enfrente de la autoridad nunca digo maldiciones, le puedes preguntar a quien quieras, nunca le dije ni una sola maldición, la que sea, la más flojita. La cosa es que soy muy expresivo, soy cagante, pero soy exigente con mis compañeros, ese nivel de exigencia es para ellos, para que los más jóvenes puedan sentir que un partido de liga mexicana no es cualquier cosa, lo tienen que jugar como locos, porque yo daría todo para regresar a esa edad.
"Yo limpiaba los zapatos en Lorient, pero sabes cómo es la nueva generación, soy exigente porque quiero lo mejor para ellos y si es lo mejor para ellos, es lo mejor para mí. Si viene un joven que no quiere escuchar tampoco lo voy a forzar, pero sí necesito estar detrás de ellos y ser un poco más exigente porque lo necesitan hoy en día".
Gignac y su gran pasión: "Necesito estar cerca del futbol"
André-Pierre Gignac, quien permanecerá con Tigres hasta el 2025 tras su renovación, detalló que la vida de un futbolista, por más lujosa y perfecta que parezca, encierra todo un sacrificio detrás que los fanáticos no ven cuando sus ídolos saltan al terreno de juego y cuando los resultados no se dan a nivel colectivo.
"Yo dejé a mis hermanos, mi mamá, mi papá para irme a 1,500 kilómetros de casa, firmé mi primer contrato profesional con una fractura del tobillo izquierdo, fui a préstamo a una tercera división, agarré ritmo, metí goles, regresé, era el sexto atacante del Lorient que acaba de subir a primera.
"Siempre todos dicen 'el mejor trabajo del mundo', pero no saben lo que hay detrás, puede haber estrés, nervios, ansiedad, hay muchas cosas que hay que manejar, para llegar a donde estamos es mucho trabajo, mucho sacrifico y la gente tiene que saber que no queremos empatar, no queremos perder, que no lo hacemos a propósito, que el futbolista no es huevón, no es agrandado porque viene desde lo más bajo y tiene esa pasión adentro para querer salir adelante, para él, su familia, sus hijos, para quien quiera y es un camino dificilísimo".