Me acuerdo perfectamente la primera vez que entrevisté a Sebastian Córdova, fue hace año y medio aproximadamente.
Andrés Vaca | No nació una estrella, se forjó un sueño
Francisco Córdova poco a poco consolida una meta que se impuso hace tiempo.
Recuerdo la timidez propia de un chavo que sumaba muy pocos minutos en Primera División; la sencillez de alguien que empezaba a aparecer en el mapa de la prensa y afición.
En aquella entrevista me dijo que aunque estuvieran Edson, Guido, Mateus Uribe o quien fuera, no iba a dejar su objetivo de ser titular y que trabajaría todos los días por adueñarse de ese puesto.
Lo que más me llamó la atención fue cuando me compartió uno de sus sueños a mediano plazo: “Yo quiero estar en Qatar 2022”.
Me lo dijo tan convencido que en ese momento supe que Córdova tenía una mentalidad diferente.
Los clásicos suelen tener la volatilidad más extrema del balompié: tomas el camino para ser un referente o te puede jugar chueco y pasar todo lo contrario.
Este sábado, Córdova demostró y aclaró que ya no es ese “muchacho en formación” o que se le “debe llevar poco a poco”.
Sebastián dejó claro que está para cosas importantes, que está para hacer rugir un estadio con más de 70 mil almas al anotar dos goles, generar para su equipo, recuperar y armar jugadas desde su posición.
El sábado no nació una estrella. El sábado se consolidó la idea de que Córdova está para ser titular en el equipo más grande de la nación.