Contrastantes fueron las realidades de Miguel Layún y Alejandro Castro después de aquel 26 de mayo de 2013, la carrera que fue a la alza y la que se derrumbó tras ese partido, tras esa Final que le cambió la vida a ambos.
Consultorio psicológico: entra Alejandro Castro, sale Miguel Layún
La afición azulcrema aún canta "el 26 mayo nunca lo vas a superar" y a alguien se le cumplió.
Miguel Layún entró de cambio al 25' debido a la expulsión de Jesús Molina, quien era pieza clave en el sistema de Miguel Herrera. El originario de Veracruz tenía un estigma que parecía nunca se iría, aquel #TodoEsCulpaDeLayún se originó a raíz de varios partidos pésimos que tuvo durante sus primeras temporadas con América, la afición y el jugador llegado en 2010 tenían una relación más que fracturada.
' El Piojo' decidió mantenerlo y poco a poco fue subiendo su nivel. Ese 26 de mayo cambió su carrera, tuvo un partido excepcional y lo culminó de inmejorable manera, anotando el gol que le dio su título número 11 al América. Desde ese momento todo fue distinto, la afición lo adoptó como uno de los consentidos, se volvió inamovible en la selección mexicana y llegó al Mundial de Brasil 2014.
Se fue del equipo alzando un título más, el del Apertura 2014 y como capitán, solo un mes antes de que se concretara su regreso al futbol de Europa.
En contraparte, para Cruz Azul hubo un claro villano esa noche: Alejandro Castro. El defensor central se encontraba atravesando un gran momento, jugó cuatro partidos con el Tricolor de la Copa Oro del 2013 y había dejado buenas sensaciones, parecía que se había ganado ya la confianza del cuerpo técnico.
Pero en la última jugada de la Final del Clausura 2013, desvió el balón que Moisés Muñoz conectó con la cabeza dejando a Jesús Corona sin opción de detenerlo y así, empatar el marcador global.
El campeón se definió en penales y para terminar una noche de terror, Castro se resbaló cuando cobró, enviando el balón por arriba del arco.
Desde ese momento, su relación con el público cementero se rompió. poco a poco dejó de ser importante en el conjunto celeste y en 2015 se fue a préstamo con Pumas, para superar aquel fatídico partido, "tuve que ir al psicólogo", confesó durante su presentación.
El jugador volvió a ser constante bajo la tutela de Guillermo Vázquez pero la buena racha solo le duró seis meses, su segundo semestre con Universidad no fue afortunado y no hicieron válida su opción de compra.
Castro reportó con Cruz Azul, no obstante, le informaron que no entraba en planes, encontró acomodó en el Ascenso MX con Atlético San Luis y posteriormente en Celaya. Recibió una segunda oportunidad en Primera División con Santos, pero prácticamente no tuvo actividad y tras quedarse sin equipo, decidió retirarse. Hoy, a sus 33 años, es auxiliar técnico en el Atlético de San Luis.
El 26 de mayo de 2013 cambió vidas, significó el cielo para algunos, y el infierno para otros. Algunos aún gozan o sufren las consecuencias de ese cabezazo de Moisés Muñoz y ese desvío de Alejandro Castro.